Es casi un hecho que Millonarios y Atlético Nacional disputarán la final de la Copa Colombia, después de las victorias de ambos en la última semana ante Real Cartagena y Alianza Petrolera, respectivamente.
Para los azules, la demolición de 6-1 que le propinaron a los heroicos sirvió de revulsivo anímico tras la caída cinco días antes precisamente en casa ante los verdolagas, pero aquella vez por la liga.
Millonarios sabe, sin embargo, que la relajación no es precisamente su aliada en estas situaciones. Cabe recordar que la clasificación en la etapa anterior, que estaba ganada por 3-1 contra Fortaleza y terminó siendo obtenida por penales. Por lo tanto, si bien lo holgado del marcador le permite llevar mañana una nómina mixta al partido de vuelta en Cartagena, se hace imperativo que quienes afronten el compromiso lo hagan con total seriedad.
Por su parte, Nacional intentará mañana demostrar en casa ante Alianza que la pérdida del invicto el fin de semana ante Patriotas fue más quitarse un peso de encima que un golpe anímico. El profesor Juan Carlos Osorio volverá a hacer gala de su maestría para las rotaciones ante una Alianza Petrolera que quiere demostrarle a su “hermano mayor” que no está para regalarle nada. El hecho de que Nacional y Alianza Petrolera tengan una conexión institucional no debe prestarse para suspicacias, sino que debe motivar a los juveniles jugadores del equipo santandereano para realizar una buena presentación ante la casa matriz.
Los elegidos
Por los pasos dados, es inevitable que la mayoría de los hinchas se inclinen a pensar que la final será entre los dos pesos pesados del fútbol colombiano. Por cantidad de puntos en la copa, en caso de presentarse esta confrontación deberá tener lugar primero en Bogotá y luego en Medellín, en fechas que la Dimayor aún está por determinar, sobre todo teniendo en cuenta la participación en Copa Sudamericana de los verdes.
Inevitablemente la posibilidad de dos choques entre Millonarios y Nacional plantea nuevamente la encrucijada de la seguridad y de cómo prevenir que los violentos vuelvan a hacer de la fiesta algo que no debe ser: tragedia, muerte y destrucción. Es imperativo que las autoridades de Bogotá y Medellín, junto con las nacionales y las del fútbol se reúnan y definan conjuntamente temas como cierre de fronteras, camisetas y asistencia de hinchas visitantes. Aunque es importante cualquier gesto simbólico de paz que se pretenda hacer, carecerá de sentido si no va acompañado de medidas de fondo, tanto preventivas como represivas, que impidan la repetición de hechos tan lamentables como los que ya la comunidad del fútbol ha tenido que soportar.
Volviendo a lo deportivo, cabe recordar que el ganador de esta Copa participará por derecho propio en la Suramericana de 2014, independientemente de si es ganador de la liga, como ya sucedió con Nacional, y por lo tanto jugaría ambas competiciones internacionales. Esto hace que para los azules haya una mayor motivación para asegurar algún premio por la campaña del 2013.
El enfrentamiento resultaría en cruces interesantes. El impresionante momento goleador de Dayro Moreno, con 15 tantos en todas las competencias se encontraría con la telaraña defensiva que Osorio ha montado con tres centrales, donde se destacan nombres como Francisco Najera y Diego Peralta. Por otra parte, en el medio campo la veteranía de Mayer Candelo y la eficacia de Harrison Otalvaro se enfrentarían contra la brillantez de Sherman Cárdenas y la solidez de John Valoy y Alexander Mejía. Arriba, Nacional tiene para escoger entre la efectividad de Fernando Uribe, la experiencia de Juan Pablo Ángel y el factor sorpresa con Jefferson Duque. Por lo tanto, Millonarios espera que para ese momento estén Román Torres y Anderson Zapata no solo disponibles, sino en buena forma y listos para recibir lo que les llegue.
El fútbol colombiano lleva tiempo esperando por una eventual final entre Millonarios y Nacional y de no mediar sorpresas debería darse. Lo importante es que tal final no solo colme las expectativas de la afición, sino que sirva para demostrar, de una vez por todas, que el fútbol colombiano si puede convivir en paz.