Las drogas son un problema mundial cuya solución exige una "responsabilidad compartida", estimó el martes la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) en su informe anual, que condena las iniciativas para despenalizar los estupefacientes.
"La responsabilidad compartida es esencial en los esfuerzos mundiales por prevenir y mitigar el sufrimiento y la pérdida de potencial causados por el consumo de drogas y reducir los efectos nocivos --entre ellos la delincuencia, la violencia y la corrupción-- vinculados a los mercados de drogas ilícitas", afirmó Raymond Yans, el presidente de esta agencia de la ONU, en la introducción del informe 2012 presentado en Viena.
En ese sentido, instó a los gobiernos a "emprender una acción conjunta en el marco de los tratados de fiscalización internacional de drogas" para luchar contra este flagelo, cumpliendo "plenamente con sus obligaciones a nivel nacional".
La JIFE, organismo encargado de vigilar y promover la aplicación de los tratados de Naciones Unidas en la materia, recomienda en ese contexto combinar las medidas de restricción de la oferta con otras de "prevención, tratamiento y rehabilitación para reducir la demanda ilícita de drogas".
En cambio, advierte contra las recientes iniciativas para regular --o incluso despenalizar-- la droga como alternativa para reducir la violencia asociada al narcotráfico.
El debate para poner fin a la estrategia prohibicionista tras casi medio siglo de infructuosa guerra contra las drogas, promovido por figuras reconocidas como los exmandatarios latinoamericanos Fernando Henrique Cardoso, César Gaviria y Ernesto Zedillo, se aceleró en los últimos meses por iniciativa del presidente guatemalteco Otto Pérez Molina.
Yans estimó que esa política "no daría resultado", insistiendo en que los tratados existentes son los "mejores instrumentos" para enfrentar ese problema y "proteger a la humanidad del sufrimiento causado por la drogadependencia, así como por las consecuencias --entre ellas la violencia y la delincuencia conexas-- del narcotráfico y el cultivo y producción ilícitos".
Sin embargo, la JIFE reconoce que la "corrupción y los homicidios" ligados al narcotráfico aumentaron en varios países de Centroamérica (Guatemala, El Salvador, Honduras), región de tránsito de la droga que circula entre el sur del continente a Estados Unidos, como consecuencia del creciente poder de los carteles y las maras. Y eso a pesar de una disminución de la demanda de cocaína en el gran país del norte.
En América del Sur, también disminuyó ligeramente la superficie de cultivo de arbustos de coca, hasta las 153.700 hectáreas en 2011, contra 154.200 hectáreas un año antes, precisa en informe.
La JIFE expresa sin embargo su preocupación por el aumento de las incautaciones de cannabis en esa región, que según ella "podrían ser un indicio de un aumento considerable de la producción", e insta a los gobiernos a redoblar sus esfuerzos para combatir ese cultivo.
AFP.