Rusia y los occidentales reanudaron las negociaciones con Irán sobre su programa nuclear, dejando de lado sus profundas divisiones por la crisis ucraniana.
Las conversaciones se iniciaron durante la mañana en Viena entre la República Islámica y el grupo "5+1" [los cinco miembros permanentes del consejo de seguridad de la ONU, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia, más Alemania).
Esta segunda reunión en un mes aspira a poner fin a una década de confrontación peligrosa entre Irán, que proclama su derecho a la energía nuclear civil, y las grandes potencias, que sospechan que el país trata de dotarse de la bomba atómica.
El pasado mes de noviembre, las dos partes acordaron un plan de acción de seis meses. Este prevé la congelación de algunas actividades nucleares iraníes a cambio del levantamiento parcial y temporal de las sanciones internacionales que asfixian su economía y le privan de miles de millones de ingresos petroleros.
Los negociadores trataban de transformar el acuerdo -cuanto antes antes del 20 de julio- en compromiso definitivo, que anule todas las sanciones a cambio de garantías sólidas por parte Irán.
Los puntos más delicados de las negociaciones son la dimensión del programa iraní de enriquecimiento de uranio y el reactor de agua pesada de Arak. Esta instalación, todavía en construcción, utiliza la filial de plutonio, que también podría servir para fabricar una bomba nuclear.
Tras haber negociado detalladamente el orden del día de las conversaciones, el martes se entra de lleno en las negociaciones. El ministro iraní de Relaciones Exteriores, Mohamad Javad Zarif, ya se reunió a principios de la mañana con la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton. Su entorno calificó la conversación de "constructiva".
Cada una de las partes concede que el éxito de las negociaciones no está garantizado.
Para mayor complicación, el diálogo se reanuda en momentos en que estalla la mayor crisis diplomática desde el fin de la Guerra Fría entre Rusia por un lado, y Estados Unidos y Europa por el otro.
El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó el martes un acuerdo de incorporación de la península de Crimea a Rusia, ignorando las sanciones decretadas la víspera contra Moscú por Washington y Bruselas.
Los desacuerdos con Rusia sobre Siria hasta ahora no han impedido a las grandes potencias presentar un frente unido ante las ambiciones nucleares de Irán.
- "Acuerdo de trueque gigante" -
Pero el experto del instituto de estudios estratégicos IISS, Mark Fitzpatrick, es "todavía más pesimista" sobre la conclusión de negociaciones nucleares debido a la crisis ucraniana.
"Los rusos estarán menos propensos a realizar sacrificios en nombre de la unidad" con los occidentales, considera para la AFP este antiguo negociador estadounidense.
Moscú y Teherán negocian ya desde febrero un amplio acuerdo comercial, que llevaría a Rusia a construir nuevas centrales nucleares civiles en Irán a cambio de entregas de petróleo.
Tal alianza, que podría cerrarse en agosto según Irán, debilita los esfuerzos de Estados Unidos para forzar a Teherán a negociar sobre su programa nuclear.
Mark Hibbs, de la fundación Carnegie, estima que la perspectiva de tal "acuerdo de trueque gigante" ruso-iraní podría ser utilizado por Moscú para lograr más concesiones de Irán en el ámbito nuclear.
Pero este analista admite también que Moscú podría decidir llevar a cabo conversaciones bilaterales con Irán, independientemente de la negociación de un acuerdo general entre la República Islámica y las grandes potencias. Esta segunda opción podrían en peligro la negociación actual.