Lunes, 3 de Octubre de 2011
No existen órganos nacionales de control, opinan pobladores de Envigado, ciudad antioqueña de 400.000 almas, ubicada inmediatamente al sur de Medellín. Alegan que se los dice su experiencia de los últimos meses. Sucede que los actuales concejales aspiran a la reelección dentro de 26 días. Y con dineros municipales costean, al menos parcialmente, la campaña que hacen empleando una enorme valla donde aparecen nombres y fotos de todos ellos. Ni la Procuraduría ni la Contraloría y menos la Fiscalía se han enterado del anómalo comportamiento.
Garzón, pertinaz
Con increíble pertinacia, el vicepresidente Angelino Garzón no abandona su hábito de sentirse autorizado para obrar como segundo ciudadano o servidor público. Se escuda en “nueve millones de votos que nos eligieron al Presidente Santos y a mi”. Más no hay normas legales y constitucionales que le asignen funciones determinadas. Los arts. 202, 203, 204 y 205 de la Carta Política se refieren a él humildemente sin mencionar el ejercicio de un rasgo burocrático o administrativo. Es más: el 202 le prohíbe “asumir funciones de Ministro Delegatario”. Sus únicos papeles son asistir a cócteles y almuerzos como Vicepresidente recibiendo honores y esperar que muera o se retire el Presidente para sustituirlo.
Retorno lamentable
Porque directa y personalmente lo establecí en la región el pasado fin de semana, afirmo que cerca de Bogotá un anunciado retorno de las Farc está causando preocupación. En 2003-2004 desaparecieron los grupos subversivos que, desde 15 años atrás, mortificaban a campesinos y habitantes urbanos de Arbeláez, San Bernardo, Venecia, Cabrera y Pasca. Empezaron a volver entonces los bogotanos con inmuebles rurales en estos municipios. La economía regional tornó a florecer. Por fortuna, la situación no es grave como lo fue, durante decenios, hasta 2002. Más hay inquietud.