Construcción, el verdugo de los humedales | El Nuevo Siglo
Sábado, 15 de Noviembre de 2014

Varios proyectos habitacionales que se construyen muy cerca, inclusive, dentro de los humedales, se están convirtiendo en la piedrita en el zapato para la conservación de estos importantes ecosistemas, según las recurrentes denuncias realizadas por los grupos ambientalistas.

El caso más sonado en las últimas semanas es el de La Conejera, un proyecto de apartamentos que de acuerdo con la Personería Distrital invade en proporciones significativas el humedal, lo que genera afectación directa a la hora de construcción e indirecta cuando el conjunto residencial esté terminado y habitado en un 100 por ciento.

Sin embargo, casos como estos que no han sido conocidos por la opinión pública están muy cerca de materializarse o simplemente pasan desapercibidos. De acuerdo con el director de la Fundación Humedales de Bogotá, Jorge Escobar, en diálogo con EL NUEVO SIGLO, son varios los que están siendo víctima de las construcciones aledañas debido a los típicos problemas de vertimiento de escombros y basuras.

Para Escobar, desde varios años atrás, los humedales que han tenido una escalada de dificultades  son el Jaboque y La Florida, sobre el río Bogotá, donde se están edificando torres de más de 20 pisos de apartamentos. Otro que también está en el radar por cuenta de constructores es el Juanamarillo donde “ya hay sala de ventas para torres de 12 pisos en adelante”.

Por su parte, El Burro (ubicado en el sector del Tintal) se convirtió en el epicentro de decenas de conjuntos residenciales y ambiciosos proyectos muy cerca, que podrían afectar en un futuro no muy lejano el ecosistema. En el caso del humedal de Techo, según manifiesta Escobar, está siendo afectado por construcciones aledañas que “están arrojando cemento dentro del área”, lo que afecta el recurso hídrico.

“Una de las soluciones que se ha planteado es el tema del Plan de Ordenamiento Territorial que había lanzado esta Administración, ya que declaraba gran parte de lo que hoy se están disputando todas las constructoras, suelos de compensación en estas áreas protegidas, pero como se está actuando bajo el POT anterior todo ese suelo es urbanizable. En teoría todas las construcciones que se den en predios cerca a los humedales son legales ante las leyes escritas, pero son ilegales ante las naturales, ese es el problema”, comentó el director de la Fundación.

¿Cuántos humedales tiene Bogotá?

De acuerdo con la Secretaría Distrital de Ambiente, la ciudad tiene 14 ecosistemas intermedios entre el medio acuático y terrestre, con porciones húmedas, semihúmedas y secas, que se caracterizan por la presencia de flora y fauna muy singular, y que sumados representan 674 hectáreas repartidas de la siguiente forma: Capellanía (27), Conejera (58), Córdoba (40), El Burro (18), Guaymaral (49), Jaboque (148), Juan Amarillo (222), Santa María del Lago (10), Meandro del  Say (26), Techo (11), Tibanica (21), Torca (30), Vaca A (5) y Vaca B (2).

Además de los que han sido legalizados y convertidos en Parques Ecológicos Distritales, hay cerca de 70 humedales no reconocidos según el censo realizado por la Fundación Humedales de Bogotá. Entre ellos se destacan el que queda ubicado en el separador de la Autopista Norte, Chorrillos, Los Arrayanes, Los Lagartos, El Cortijo, Aeropuerto El Dorado y La Libélula.

La importancia de estas áreas radica en el sostenimiento de muchas especies, algunas endémicas y en peligro de extinción, debido a que es el hábitat natural que genera los nutrientes y el ambiente necesario para la reproducción de gran cantidad de aves, como el pato de pico azul, las garzas y tinguas; o mamíferos como el curí o murciélagos y reptiles, como la rana verde o la lagartija, además de múltiples especies de moluscos e insectos en el caso de Bogotá.

Asimismo, por su capacidad de absorción, el humedal actúa como una gran esponja que retiene el exceso de agua durante los períodos lluviosos, reservándola para las temporadas secas, por lo que regula los efectos perjudiciales de las crecientes de los ríos y los consecuentes riesgos de inundación.