Connecticut, destrozado por masacre de 20 niños y 6 adultos | El Nuevo Siglo
Sábado, 15 de Diciembre de 2012

Los residentes de un idílico pueblo del estado de Connecticut se encontraban este sábado sumidos en el horror a raíz de la masacre de 20 niños pequeños y seis adultos, una de las peores matanzas en centros educativos de la historia de Estados Unidos.

Un joven fuertemente armado mató a 18 niños dentro de la escuela primaria Sandy Hook, dijo el portavoz de la Policía del estado de Connecticut, Paul Vance. Otros dos niños murieron en el hospital como consecuencia de las heridas, agregó.

También murieron seis adultos en la escuela, señaló el portavoz, antes de que el atacante, vestido con ropas de combate, según informes de prensa, cayera muerto por disparos. Aún no se sabe si propios o de la Policía.

Entre los muertos figuran la directora de la escuela, Dawn Hochsprung, y la psicóloga, Mary Scherlach.

La mayoría de los niños estaban en primer año, según dijo este sábado a la prensa el médico forense H. Wayne Carver, que también sostuvo que fue "probablemente la peor escena criminal" que presenció en 30 años de carrera.

De acuerdo a Carver, todas las víctimas habían sido alcanzadas por "entre 3 y 11 balazos" cada una.

La policia de Connecticut informó a su vez este sábado que 16 de los 20 niños tenían 6 años y 4 ya habían cumplido los 7. Doce eran niñas y ocho varones. Seis mujeres adultas, integrantes del cuerpo de funcionarios de la escuela, figuran también en la lista de víctimas. La mayor tenía 56 años.

Los acontecimientos posteriores a la matanza siguen siendo confusos, pero The New York Times sostiene que el autor de los disparos no tuvo dificultades para superar todas las medidas de seguridad de la escuela porque la directora le abrió la puerta, ya que conocía a la madre de Adam, exdocente de la escuela. La Policía, por el contrario, sostuvo este sábado que el tirador ingresó a la fuerza.

Munido de dos pistolas automáticas y un fusil de asalto, que luego la policía encontró al lado de su cuerpo, Lanza concentró su locura asesina en dos aulas de clase.

La noticia se expandió rápidamente entre los padres de los cerca de 700 niños que asistían a esa escuela, muchos de los cuales se precipitaron al lugar para recuperar a sus hijos, provocando una larga fila de vehículos en los accesos.

Equipos de intervención policial ingresaron a la escuela rompiendo numerosas ventanas, controlando pieza por pieza del establecimiento y comenzaron a evacuar a los niños.

El cuerpo sin vida de Adam Lanza fue encontrado a las 09H50, según CNN. Al parecer se suicidó. La matanza no había durado más de veinte minutos.

Horas después de la masacre, centenares de personas se reunieron para una vigilia en la iglesia de Newtown, cuya capacidad se vio totalmente colmada, y muchos debieron quedar fuera.

"Es una comunidad que realmente se une cuando suceden cosas como ésta", dijo el párroco Robert Weiss durante la misa. Durante el oficio religioso también se leyó una carta del papa Benedicto XVI.

"He pedido a nuestro Dios padre que consuele a aquellos que lloran la pérdida de un ser querido y que sostenga a toda la comunidad con la fuerza espiritual que se impone a la violencia a través del perdón, la esperanza y el amor reconciliador", escribió el Papa, según la prensa estadounidense.

"Nuestra fe ha sido puesta a prueba", dijo por su parte el gobernador del estado, Dan Malloy, a la muchedumbre congregada. "No necesariamente nuestra fe en Dios, sino nuestra fe en la comunidad y en quiénes somos, en lo que representamos colectivamente".

El portavoz policial Vance dijo que el autor de los disparos, Adam Lanza, había estado inusualmente preciso y metódico a la hora de abrir fuego.

La Policía encontró muerta en su casa a la madre de Lanza --con lo que el número de víctimas asciende a 27 y a 28 si cuenta al propio tirador-- quien había sido maestra en Sandy Hook y que Adam habría ultimado antes de dirigirse al centro escolar.

"Pensé que todos íbamos a morir", dijo una maestra a la cadena ABC, a la que narró que se mantuvo escondida con sus alumnos en el baño.

Un joven estudiante dijo a la cadena de televisión WCBS que pudo escuchar los disparos, pero que no sabía de dónde venían. "Estaba en el gimnasio en ese momento... escuchamos varios 'bangs' y pensamos que era el guadia tirando cosas. Escuchamos gritos", dijo.

"Entonces entró la Policía. '¿Está aquí?' Y él salió corriendo. Entonces alguien gritó '¡vayan a un lugar seguro!' y nos metimos en un armario del gimnasio y nos quedamos allí por un rato", dijo mientras llegaban sus estupefactos padres.

Barack Obama hizo una declaración pública para expresar su "abrumadora pena". Ordenó que las banderas nacionales flamearan a media asta.

Hubo similares expresiones de pesar en todo el mundo.

De todas las masacres en campus universitarios y escuelas de Estados Unidos, el saldo en número de víctimas de este episodio sólo fue superado por la de la Universidad Técnica de Virginia en 2007, en la que fueron asesinadas 32 personas.

Los últimos datos exceden largamente los de la masacre de 1999 en la escuela secundaria de Columbine (15), que desencadenó un feroz pero inconcluso debate sobre las flexibles leyes sobre posesión de armas en Estados Unidos.

 

 

Presionado Obama a favor del control de armas

La última masacre cometida en Estados Unidos en una escuela primaria de Connecticut, que dejó entre sus muertos a 20 niños, disparó un diluvio de llamados para que el presidente Barack Obama aborde el control de armas, un tema sensible que evitó durante su primer mandato.

Con el país en estado de shock por la masacre el viernes, Obama derramó lágrimas públicamente por los asesinados, entre los cuales figuran, además de los 20 niños, seis adultos en la escuela de Newtown, Connecticut, así como la madre del atacante, a la que éste ultimó en otro lugar, y el propio asesino.

El presidente subrayó que estaba particularmente entristecido como padre, pues tiene dos hijas de 10 y 14 años junto con su esposa Michelle.

"Debemos unirnos y tomar acciones significativas para impedir tales tragedias, independientemente de la política", dijo Obama en su alocución semanal de los sábados.

No obstante, no entró en detalles y los partidarios del control de armas se están impacientando.

"El país necesita que (Obama) envíe un proyecto de ley al Congreso para arreglar este problema", dijo el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. "Instar a acciones significativas no es suficiente. Necesitamos acción inmediata. Ya hemos escuchado antes toda la retórica".

El portavoz de la Casa Blanca Jay Carney dijo el viernes que era muy pronto para abordar el tema. "Existe, estoy seguro, habrá, más bien, un día para mantener los usuales debates de política de Washington, pero no creo que hoy sea ese día".

La gente reaccionó rápidamente. "Hoy es el día", podía leerse en carteles en manos de activistas reunidos afuera de la Casa Blanca en una vigilia pocas horas después del tiroteo.

Una petición para una legislación de control de armas más dura había registrado más de 80.000 firmas en el sitio web de la Casa Blanca el sábado.

Pese a que la masacre de Connecticut es especialmente horripilante debido a la cantidad de niños pequeños que se cobró, no es la primera que ocurre bajo el gobierno de Obama.

El incidente más notorio de los últimos meses tuvo lugar en julio, cuando un joven de 24 años mató a 14 personas e hirió a otras 58 durante el estreno de la última película de Batman en un cine en Colorado (oeste).

El mes pasado, un hombre fue condenado a cadena perpetua por haber matado a seis personas en Tucson, Arizona (suroeste) en enero de 2011, durante un ataque que tenía como objetivo a la legisladora Gabrielle Giffords, quien fue baleada en la cabeza pero logró sobrevivir.

Obama visitó ambas ciudades, habló de la necesidad de acabar con la violencia, y prometió trabajar con el Congreso para lograr un consenso.

Pero eso fue todo. Su timidez en este tema ha sido atribuida al recelo de muchos votantes que consideran sagrado su derecho constitucional a poseer armas.

El lobby que defiende la libre tenencia de armas, la National Rifle Association (NRA), es muy crítica de Obama pese que ha hecho muy poco en contra de su plataforma. Sus bolsillos son profundos e intenta influir en las elecciones locales. Tanto demócratas como republicanos son muy cautelosos de tener choques con ellos.

Pero tras ganar las elecciones de noviembre, Obama no volverá a enfrentarse a los votantes, y Jonathan Lowy, director del Brady Center's Legal Action Project, dijo que el NRA no es realmente de temer.

"El presidente Obama y otros demócratas han realmente malinterpretado y sobreestimado la fuerza de los lobby de las armas", dijo Lowy, cuya organización lleva el nombre de James Brady, el secretario de Prensa de la Casa Blanca que recibió un disparo en 1981 durante un intento de asesinato contra el entonces presidente Ronald Reagan.

"En las elecciones pasadas, ellos (el lobby de las armas) transfirieron muchos fondos, pero 99 por ciento de ellos hacia candidatos que resultaron derrotados, y eso es lo que sucede en cada ciclo electoral", dijo Lowy. "Gastan mucho dinero, hacen mucho ruido pero sus candidatos pierden, por lo que realmente no son una fuerza a la cual haya que tenerle miedo", agregó.

"Obama dijo a la nación que reaccionó a la matanza en Newtown 'como un padre,' y eso es comprensible, pero lo que más necesitamos es que actúe como presidente, un presidente ya liberado de las limitaciones que le impusieron las elecciones y sus compromisos y que se atreva a modificar la agenda nacional y las leyes sobre las armas de fuego", escribió por su lado David Remnick en The New Yorker, una publicaciuón considerada de izquierda.