Austria estaba conmocionada por el baño de sangre provocado por un presunto cazador furtivo que mató a tres policías y a un socorrista, y luego se suicidó en su granja.
Alois Huber, el presunto cazador furtivo, se suicidó disporándose una bala en la cabeza, anunció el miércoles la justicia austriaca.
"Estamos convencidos de que se trata de un suicidio", indicó a la agencia de prensa austriaca APA la fiscal de Sankt Polten (noreste de Austria) Michaela Schnell, quien precisó que se estaba llevando a cabo la autopsia.
Para los investigadores hay una fuerte probabilidad de que el cuerpo carbonizado hallado sea el de Alois Huber, pero solo los resultados de los análisis ADN, esperados en los próximos días, permetirán establecerlo con certeza.
La policía de Baja Austria investigaba desde 2008 sobre al menos ocho actos de cacerías furtivas.
Pasada la medianoche del lunes, la policía intentó detener a Huber, sospechoso de esos actos, pero la operación salió mal.
Dos policías y un socorrista septuagenario de la Cruz Roja murieron durante la intervención. Otro policía tomado como rehén fue descubierto muerto en su coche patrulla.
El individuo se atrincheró después en su casa, una granja de Grosspriel, en el distrito de Melk
"La sangrienta masacre del cazador furtivo", tituló el periódico Österreich, mientras que el diario gratuito Heute hablaba de las víctimas: "Cuatro muertos y seis niños huérfanos".
"La sangrienta pesadilla parece un guión de cine negro", estimó por su parte el Kronen-Zeitung.
Para la ministra del Interior Johanna Mikl-Leitner, "estos dramáticos acontecimientos son únicos en la historia de la policía austríaca".
El martes, los diputados habían hecho un minuto de silencio.
El presunto cazador furtivo Alois Huber, de 55 años, dirigía una pequeña empresa de transportes.
Huber pasaba por ser un gran amante de cuernos de ciervo y tenía malas relaciones con los otros cazadores de la región. Incluso le habían retirado su permiso de caza por una riña con varios colegas. No podía cazar ciervos y eso podría explicar sus incesantes actos furtivos, según cazadores de la región.
"Había empezado a decir hace algunas semanas que tenía problemas. Que tenía otro 'yo' o algo por el estilo (...) Creo que se sentía como un esquizofrénico", declaró a Kurier un amigo de Huber, Herbert Huthansl. Huber lo había llamado el martes para despedirse, tras haber confesado lo que había hecho, en momentos en que su granja estaba rodeada por la policía.
El individuo se atrincheró en su casa, una granja de Grosspriel, en el distrito de Melk.
"Los policías intentaron abrir la puerta" de un cuarto disimulado pero "el fuego había prendido", explicó el portavoz policial de Baja Austria, Roland Scherscher. Una vez sofocado el incendio, en una operación que duró cerca de cinco horas, la unidad de élite Cobra de la policía austriaca descubrió un cuerpo carbonizado en la casa, a 90 km al oeste de Viena.
Las fuerzas de seguridad habían desplegado un gran dispositivo policial en torno a la granja con cientos de policías equipados con chalecos antibalas y fusiles, bomberos y personal de la Cruz Roja.
Tres vehículos blindados del ejército y helicópteros militares prestaban asistencia a las fuerzas de seguridad.