Conmemoración en España del 11-M aún en mira del terrorismo | El Nuevo Siglo
Lunes, 10 de Marzo de 2014

Una década después, España conmemora este martes los atentados con bombas del 11 de marzo de 2004, que dejaron 191 muertos en Madrid y sus suburbios, con el país aun en el punto de mira de los grupos yihadistas.

Eran las 07H40 de la mañana del 11 marzo, en plena hora punta, cuando diez bombas estallaron casi simultáneamente en cuatro trenes abarrotados de pasajeros que se dirigían a la estación madrileña de Atocha, provocando la mayor masacre jamás vivida en el país.

Mientras el gobierno conservador de José María Aznar acusaba al grupo separatista vasco ETA, los atentados fueron reivindicados la misma tarde por un grupo afín a Al Qaida.

La conmoción que recorrió el país fue proporcional a la violencia de los ataques: el día después, más de once millones de personas -una cuarta parte de la población española- salieron a la calle para manifestarse contra el terrorismo.

Pero la obstinación del gobierno los días siguientes en señalar a ETA significaron la derrota del Partido Popular de José María Aznar, con Mariano Rajoy de candidato, en las elecciones legislativas del 14 de marzo que llevaron al poder contra pronóstico al socialista José Luis Rodríguez Zapatero.

Justo después de tomar las riendas del país, el nuevo jefe de gobierno ordenó retirar las tropas españolas de Irak, distanciándose de Aznar, uno de los principales partidarios de la operación militar dirigida por Estados Unidos.

Diez años más tarde, los españoles, entre ellos centenares de víctimas de estos atentados que dejaron cerca de 1.900 heridos, revivirán esa jornada trágica.

Los homenajes empezaron el lunes en el Teatro Real de Madrid, donde 365 víctimas fueron condecoradas a lo largo de una ceremonia repleta de solemnidad.

"Con este homenaje queremos mandar un mensaje a los españoles y al mundo de que las víctimas de la crueldad y del horror terrorista deben permanecer para siempre en nuestro recuerdo", declaró el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

"Estaba mejor pero esto a mí me remueve", explicaba Jesús Olmos Guerrero, de 58 años, apoyándose en un bastón después del homenaje.

"El día 11 de marzo de 2004, me mataron y volví a nacer", proseguía este hombre, quien tras el atentado entró en coma durante un mes y ahora no recuerda nada de ese día.

El martes por la mañana se celebrará en la catedral de la Almudena de Madrid una misa presidida por la familia real, además de otras homenajes organizados por las asociaciones de víctimas.

Aunque habituada a los atentados de ETA, esta irrupción del terrorismo islamista dejó España profundamente sorprendida.

"El terrorismo yihadista nos quedaba, aunque fuera equivocadamente, un tanto lejano", recordó este lunes Fernández Díaz.

Diez años más tarde, 472 yihadistas han sido detenidos en España mientras se han multiplicado las operaciones para desmantelar células islamistas.

Aun así, el gobierno permanece inquieto ante la amenaza terrorista que se mantiene "alta", declaró el ministro.

"Es evidente que España forma parte de los objetivos estratégicos de la yihad global. No somos los únicos, evidentemente, pero sí que por supuesto estamos en el punto de mira", argumentó Fernández Díaz.

Los servicios de inteligencia temen en particular las acciones de los conocidos como "lobos solitarios", yihadistas habitualmente jóvenes y reclutados en internet.

Tres semanas después del 11-M, el 3 de abril, siete personas consideradas como los principales autores de los atentados se inmolaron con explosivos en un apartamento de Leganés, en las afueras de Madrid, cuando habían sido rodeadas por la policía.

En 2007, un proceso sin precedentes en los anales jurídicos españoles terminó con la condena de 21 personas: el tribunal decretó una pena total de 120.075 años de prisión, repartidos esencialmente entre dos acusados marroquíes, condenados cada uno a 43.000 años, y un español, que recibió 34.000 años.

Sin embargo, este epílogo apenas eclipsa el trauma de numerosas víctimas, atormentadas por el recuerdo de ese 11 de marzo.

 

"No puedo pasar entre dos automóviles aparcados, no me atrevo. Tengo miedo de que haya una bomba dentro y estalle", reconocía Adeniria Moreira, una auxiliar de enfermería brasileña de 48 años, que perdió por la conmoción al bebé del que estaba embarazada de tres meses.