Congreso prohibiría la destrucción de alimentos | El Nuevo Siglo
Martes, 26 de Abril de 2016
Los congresistas del Centro Democrático Orlando Castañeda, Honorio Henríquez y Santiago Valencia, acompañados de la senadora del Partido Conservador, Nidia Marcela Osorio, radicaron el proyecto de “ley antidesperdicios contra el hambre en Colombia”, por medio del cual se establece un modelo de desarrollo sostenible en la reducción de las pérdidas o desperdicios de alimentos.
 
La iniciativa, que busca mitigar en alto grado el hambre en el país, contempla prohibir la destrucción de alimentos aptos para el consumo humano en la etapa de poscosecha, en la industria, por parte de los supermercados, las plazas de mercado, los restaurantes, hoteles y los hogares.
 
El proyecto establece que los productos alimenticios rescatados sean entregados en donación a los bancos de alimentos, sociedades sin ánimo de lucro y demás entidades autorizadas, que a su vez lo destinarán a la población más vulnerable del país.
 
El representante Valencia dijo que aunque la propuesta beneficia a la población menos favorecida, se espera que mejore en alto grado la nutrición de los menores de edad, población que sufre con mayor rigor esta problemática.
 
“No es un posible que un país que se dice democrático como Colombia, no solamente tenga problemas de desnutrición sino de niños muertos por mala alimentación. Aquí ponemos una serie de medidas que buscan, en toda la cadena alimenticia, desde la producción, la distribución, la venta y el consumo, la reducción de desperdicios, y el fortalecimiento de los bancos de alimentos”, expresó el congresista.
 
Por su parte, el senador Castañeda sostuvo que si bien hay incentivos para reducir el desperdicio, también hay sanciones para quienes incumplan la norma.
 
“El proyecto contempla sanciones escaladas a todos aquellos que desperdicien o destruyan alimentos cuando estos aún están aptos para el consumo humano, y establece incentivos a los empresarios para la donación”, indicó.
 
A su turno, el senador Henríquez precisó que “este es el primer proyecto de ley de manejo integral de desperdicio de alimentos del mundo. 1.742 personas fallecieron en el año 2015 por causas asociadas a la desnutrición. 
 
Buscamos que los 9,7 millones de toneladas que alimentos que se desperdician en el país, suplan las falencias de alimentación de muchas familias colombianas”.
 
A su vez, la senadora Osorio, sostuvo que “hoy hay enorme contradicción que es humillante, pues mientras que unos botan la comida, a otros muchos les hace falta y mueren de hambre”.
 
El articulado también establece que entidades de derecho público o mixto, como la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), que tengan bajo su custodia alimentos aptos para el consumo humano decomisados o abandonados a favor de la Nación, los puedan adjudicar a los bancos de alimentos o a las sociedades sin ánimo de lucro.
 
Desperdicios
 
Según estudio realizado por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), de los 28,5 millones de toneladas de alimentos que se estiman se consumen al año en Colombia, el 34 por ciento, es decir 9,76 millones de toneladas, se pierden.
 
De estas 9,76 millones de toneladas, 6,1 millones se pierden o desperdician en frutas y verduras, 2,4 millones de toneladas en raíces y tubérculos, 772.000 toneladas en cereales, 269.000 toneladas de cárnicos, 148.000 toneladas en granos, 50.000 toneladas en pescado y 29.000 toneladas en productos lácteos.
 
Desnutrición
 
La Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin) del año 2010, concluyó que casi la mitad de la población del país (42 por ciento) vive en condiciones de inseguridad alimentaria. Este mismo estudio señala que el 13,2 por ciento de la población en Colombia se encuentra desnutrida.
 
Anualmente, aproximadamente cinco mil niños mueren por desnutrición y el 9 por ciento de los niños menores de 5 años se encuentran desnutridos, según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf).
 
Según la FAO, cerca de 1.300.000 toneladas de comida se desperdician anualmente en el mundo, es decir, en promedio la tercera parte del alimento que se produce, lo que le cuesta a la economía mundial un billón de dólares.