El prelado que presidirá la Conferencia Episcopal Colombiana durante los próximos tres años será escogido la próxima semana en la asamblea plenaria que se realizará del 7 al 11 de julio en Bogotá y a la que estará invitado el presidente Juan Manuel Santos.
Previo a la asamblea, entre hoy y el sábado los obispos se reunirán en la capital para realizar unos ejercicios espirituales guiados por la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del papa Jorge Mario Bergoglio (Francisco).
Además del relevo en la presidencia, se esperan cambios en la Secretaría General, así como en las diferentes comisiones.
De acuerdo con un comunicado emitido ayer por la Conferencia, la asamblea se centrará en analizar la situación social, política, económica, religiosa y estrechar los lazos de comunión entre los obispos.
El cardenal Rubén Salazar, actual presidente de la Conferencia, les pidió a la feligresía católica acompañar con sus oraciones a los obispos durante la semana que estarán reunidos.
"Queremos reforzar los lazos de comunión, unión, fraternidad, amistad y ayuda mutua, además de analizar la situación del país y de la evangelización", explicó el purpurado.
Salazar recordó que "sin la presencia de Dios, esta reunión no tiene sentido".
"Queremos ser auténticos pastores para responder a las necesidades de nuestra patria y de la Iglesia", concluyó.
El diálogo con EL NUEVO SIGLO, el obispo emérito de Garzón, Libardo Ramírez, vicario del Tribunal Eclesiástico Único de Apelación para Colombia, manifestó que en la asamblea de la próxima semana “se tocará el tema de la vida, de la familia, de la situación misional de la Iglesia y el tema de las paz, fuera del contexto electoral”.
Sobre el tema del campo, los obispos se proponen hacer una reflexión profunda y al término del encuentro se expedirá un documento con las conclusiones pertinentes.
Durante el encuentro de obispos, el arzobispo de Tunja, Luis Augusto Castro, aprovechará para lamentar los hechos ocurridos en límites entre Boyacá y Casanare, cuando dos tractomulas que se movilizaban cargadas de petróleo fueran incineradas.
"Lamentamos que en Boyacá, acontezca una cosa de estas, no solo porque es una presencia nefasta de acciones, de personas que quieren dañar, perjudicar la vida, bien y honra de los ciudadanos. Contábamos que en Boyacá teníamos seguridad, que ya no tendríamos más hechos de este tipo, que no vuelvan otra vez a revivirse estas tragedias", dijo Castro.