Con las pruebas sustentadas en juicio por la Fiscalía, el Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado de Villavicencio condenó a 38 años y cuatro meses de prisión, a los hermanos Julio César y Mauricio Pinilla Quitián, como coautores de los delitos de homicidio agravado, en concurso con secuestro simple agravado, tráfico, porte de armas y municiones de uso privativo de las FF.MM. y tráfico o fabricación de estupefacientes.
Los hechos investigados ocurrieron en mayo de 1998, cuando los hoy condenados, durante una reunión de vecinos en una finca del municipio de La Belleza (Santander), invitaron a cinco coterráneos a trabajar en una finca ganadera en el departamento del Meta. Por la relación de amistad, dichas personas viajaron a la finca Hato Bogotá, ubicada a tres horas del municipio de San Martín (Meta) y, una vez en el lugar, fueron secuestrados por un grupo de aproximadamente 500 personas uniformadas, que los intimidaron con armas para obligarlos a trabajar en un laboratorio clandestino de producción de estupefacientes.
Según la sentencia, a los dos meses, Alberto Antonio Ardila y Edgar Ariza González, cuñados entre sí, se opusieron a seguir trabajando, porque no les pagaban y además no estaban de acuerdo con esa actividad ilícita, pues en Santander se dedicaban a labores agrícolas familiares. Ante esa actitud, fueron asesinados, sin embargo sus cuerpos nunca aparecieron.
Al parecer, los hermanos Pinilla Quitián y otros integrantes del grupo armado exhibieron las prendas de vestir de los occisos, con sangre, a las otras víctimas del secuestro para amedrentarlas y evitar cualquier plan de fuga.
Durante el cautiverio que se prolongó aproximadamente por un año, la demás víctimas identificadas como Víctor Helí Ariza González, Clodomiro Marín Pinilla y Luis Eduardo Ariza Peña, fueron sometidos a realizar labores como lavar tinas con residuos de hoja de coca, ácidos y combustible, cargar y descargar insumos, recibir la pasta de coca procedente del Perú y del municipio de Miraflores (Guaviare) y, posteriormente, cargar las aeronaves con clorhidrato de cocaína, sustancia que tenía como destino España.