Con la intención de que los comerciantes víctimas del delito de la extorsión no teman denunciar, el Ministerio de Defensa y la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) firmaron ayer un convenio que comenzará a implementarse en diciembre próximo.
Precisamente, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, anunció el respaldo hacia los comerciantes al insistir en que “vamos a seguir encontrando nuevas maneras que por regiones se creen equipos de trabajo que permitan una denuncia más rápida de las actividades delincuenciales”.
Adujo que con el trabajo de los comerciantes la intención es llegar rápido a los extorsionistas “que han atormentado vendedores de frutas”.
A su turno el presidente de Fenalco, Guillermo Botero, reiteró que está claramente establecido que las personas no denuncian los delitos, razón que obedece a la firma del convenio de cooperación.
La intención es motivar a las personas a denunciar ya que “no nos podemos quejar de que la autoridades no actúan si las personas no denuncian. Por ejemplo, el caso de Santa Marta aumentaron 20% las denuncias y la cifra son 39 en lo corrido de este año”.
Las denuncias no formales son las que “no se llevan por la cuerda eterna de la Fiscalía, no tiene uno que enfrentar a la persona. Un fiscal pidiendo cómo se llama, dónde vive, estado civil, domicilio. Ese habeas data no ayuda para nada a la denuncia”, comentó Botero.
Sus declaraciones incluyeron ejemplos de situaciones como que “las personas pueden acudir a las amenazas no formales y en eso vamos a empezar a trabajar y a recibir el apoyo del área de seguridad ciudadana”.
La situación en Medellín “es sumamente crítica. En Barranquilla es muy compleja pues los comerciantes, para que nos los atraquen, están entre rejas.
Bogotá como es una ciudad tan grande y dispersa es aún mucho más difícil entender lo que está pasando en algunas localidades”.
En su opinión se vuelven microextorsiones, “pero hay que recordar que estas personas están escasamente en un nivel de subsistencia y la aspiración de un tendero promedio pequeño, es sacar un salario mínimo al mes”.
Algunos de los más afectados son las tiendas pequeñas, las grandes, las centrales mayoristas.
“Corabastos es una cosa tenebrosa, no es fácil, las puertas 6 y 7 frente a barrios complejos, donde existe el mayor comercio de armas en la capital”, dijo.
Se calcula que en Colombia existen aproximadamente 600.000 micro-establecimientos de barrio de los cuales dependen económicamente más de 2.4 millones de personas.
“En 23 años hemos logrado vincular a nuestra organización apenas 120.000 en 25 ciudades por nuestras restricciones económicas, lo que equivale a 1 de cada 5, a los cuales fortalecemos en formalización empresarial y laboral, desarrollo, innovación e integración de valores sociales y comerciales”, añadió Botero.
El dirigente afirmó que precisamente están ubicados, en el 96% de los casos, en los estratos más vulnerables y enfrentan diariamente amenazas como la micro-extorsión, visitas de delincuentes “que buscan dádivas, y falta de oportunidades de bancarización acordes a sus condiciones que resultan atendidas por el gota-gota”.