El Foro Nacional de Víctimas del conflicto armado en Colombia concluyó en Cali con el reclamo de los asistentes, damnificados tanto por crímenes de la guerrilla de las FARC como de paramilitares y de agentes del Estado, de conocer la verdad sobre lo ocurrido.
"Salió un gran deseo de tener verdad sobre lo que ha pasado, sobre circunstancias históricas, pero también de saber sobre los secuestrados y los desaparecidos", dijo a periodistas Fabrizio Hochschild, coordinador residente de la ONU en Colombia, al finalizar el encuentro organizado por Naciones Unidas y la Universidad Nacional a pedido de la mesa de negociaciones en Cuba entre el gobierno y las FARC.
El Foro en Cali, que buscó reflejar todo el universo de violaciones a los derechos humanos a pesar de la polarización registrada en los tres días de debates, elevará las propuestas a los negociadores que desde noviembre de 2012 buscan poner fin al largo conflicto armado colombiano.
Precisamente, este mismo martes en La Habana, las delegaciones de las FARC y del gobierno de Juan Manuel Santos, pidieron "pluralismo" entre las 60 víctimas que serán escuchadas la semana próxima en el marco de las conversaciones.
Las FARC, la principal guerrilla de Colombia con cerca de 8.000 combatientes y más de 50 años de antigüedad, empezarán debatir el tema de víctimas el martes 12 con los representantes del gobierno colombiano, luego de haber llegado a acuerdos respecto a desarrollo rural, participación política y drogas ilícitas.
La congregación en Cali de víctimas de corrientes políticas opuestas propició momentos de fuerte polarización. Así, el lunes unas 50 víctimas de las FARC hicieron un plantón pidiendo tener un foro propio, y el martes, unos 40 afectados por paramilitares y agentes estatales también protestaron para reclamar su derecho a asistir a la mesa de negociaciones.
"¿Quiénes somos? ¡Víctimas del Estado!" y "¡Sobrevivientes de las masacres del Chocó, de las masacres del Putumayo, presentes!" fueron algunas de las arengas que gritaron este martes los afectados por acciones diferentes a las de la guerrilla, al concentrarse frente al Centro de Eventos Valle del Pacífico, sede del Foro.
Un día antes, bajo el lema "Somos víctimas FARC", varios manifestantes habían señalado que "el proceso de paz es con las FARC" y "no con otros grupos al margen de la ley", exigiendo un foro adicional y exclusivo.
- "No hay víctimas de diferentes categorías" -
"Ha sido un foro intenso, con algunos momentos difíciles que eran de esperar. Hay algunas víctimas que han sufrido mucho, que han tenido mucho dolor y que normalmente no se juntan" en un mismo lugar, señaló Hochschild.
Aunque en el panel final de víctimas los abucheos fueron recurrentes, los temas de reconciliación y de perdón abundaron en los debates.
"Quiero que esto se dé para que se sepa el contexto real de lo que pasa en Colombia. Si a La Habana sólo van víctimas de las FARC, no se va a saber todo lo que está pasando", señaló a la AFP María Clementina Murillo, una mujer de 45 años en silla de ruedas desde octubre de 2001, cuando las FARC se tomaron el pueblo de Pijao (Quindío, centro).
Aunque una esquirla le destrozó su pierna derecha, Murillo promueve el perdón. "Al otro día de haber visto mi pierna amputada, yo los perdoné. Me da pesar ver a las personas que están equivocadas porque la guerra no trae sino más guerra", aseguró.
Sectores representativos de los afectados, de distintos grupos étnicos y de género que viven en diversas regiones del país, asistirán conjuntamente a La Habana, dijeron los organizadores del Foro.
"No hay víctimas de diferentes categorías. El dolor es el mismo. Las víctimas no escogen a sus victimarios", apuntó Hochschild.
Al Foro Nacional de Víctimas en Cali asistieron cerca de 1.500 personas, según confirmó el delegado de la ONU. Junto con otros tres foros regionales realizados en las últimas semanas en varios puntos del país, los asistentes llegaron a 3.300.
Colombia sufre un conflicto armado desde hace más de cinco décadas, que ha involucrado a guerrillas de izquierda, paramilitares de derecha y fuerzas del Estado, con un saldo de 220.000 muertos y más de cinco millones de desplazados, según cifras del Centro Nacional de Memoria Histórica.