Con su pasado a cuestas, Teo llega a River | El Nuevo Siglo
Viernes, 2 de Agosto de 2013

Hoy arranca el Torneo Finalización argentino y Teófilo Gutiérrez ya está en su nuevo club, River Plate, con el que espera marcar una nueva historia y dejar a un lado el bochornoso pasado que dejó tras sus dos años en el balompié gaucho con el Racing de Avellaneda.  

Tras su corta ausencia en el Cruz Azul y pensando que nunca lo volveríamos a ver jugar en Argentina, el delantero barranquillero tendrá su última oportunidad con La Banda, la que espera sea una catapulta al balompié europeo. Algo que a su edad podría ser muy difícil, pero que con un buen desempeño este semestre, se lograría.

Sin embargo para eso deberá, además de buen fútbol, dejar sus  pataletas que son conocidas y reconocidas. Todo empezó en el  2010, cuando con todo a su favor y tras salir del Junior de Barranquilla con 79 goles en 42 partidos fue vendido al Trabzonspor de Turquía.

En la Superliga turca comenzó con pie derecho: marcó tripletas, pares, se ganó el premio al jugador más valioso, le anotó al Liverpool en la Europa League, y un día sin previo aviso y siendo ídolo regresó a su tierra argumentando que sufría problemas de salud que nunca fueron comprobados. Además allí comenzó una tendencia interesante que hasta el momento ha bajado pero no desaparecido: aceptar el error.

En Barranquilla no estuvo mucho tiempo y como sus problemas aún no eran apoteósicos, el Racing Club de Avellaneda lo compró. En febrero de 2011 llegó a Argentina y su primer semestre no pudo ser mejor. Sin embargo en medio del triunfo los problemas comenzaban a precederlo y cuando apenas llevaba un mes con La Academia, se agarró a trompadas con el portero de su escuadra Mauro Dobler. Sin embargo  eso no evitó que junto a  Giovanni Moreno formara una dupla imparable que le permitió ser el goleador del Apertura con 11 goles.

El verdadero problema para Teo comenzó en el segundo semestre cuando  su rendimiento fue desmejorando. Pasó por una sequía de casi dos meses sin anotaciones y además se hizo expulsar en demasiadas ocasiones.

En octubre de 2011, en un choque contra Lanús, golpeó al portero rival en la cabeza, en algo que él tomó como un gesto amistoso pero que no lo fue. Tan sólo un mes después empujó con el pecho al árbitro Néstor Pitana, situación por la que fue expulsado y en ese encuentro, mientras salía del campo, además insultó a la hinchada de Boca, acto que le valió para ser multado con 3.400 dólares, y que además sirvió para que sus compañeros lo pusieran como blanco de críticas porque dos jornadas antes también había visto la cartulina roja.

Ya para enero de 2012, Teo comenzó una nueva temporada pero los problemas empezaron temprano. En un partido ante Independiente su club anotó un gol y repentinamente Gutiérrez sacó el balón del arco y se lo tiró en los genitales al defensor central Gabriel Milito.

Y como nada de eso parecía suficiente y tras actos infantiles que le valieron más expulsiones de las antes mencionadas, llegó el acabose. En la décima fecha del Torneo Clausura en 2002, insultó al árbitro que sin duda lo expulsó y su equipo cayó con un apabullante 4-2.

Ya en los camerinos el capitán del conjunto, Sebastián Saja, lo acusó de haber provocado la pérdida y se presentó el histórico hecho: Teo de un momento a otro sacó un arma de su casillero, que aún no se sabe si era de juguete como se presumió en principio, y tras eso dejó de ser tenido en cuenta por el club. Posterior al acto fue cedido al Lanús y luego regresó a Barranquilla sin dar explicación.

Y sentado en Barranquilla lo compró el Cruz Azul de México, un equipo que le abrió las puertas para su regreso y en el que jugó un semestre sin penas ni glorias y en el que se sintió burlado y tratado como plato de segunda mesa porque tras su salida, Teo aseguró que River lo acerca más a los grandes de Europa (algo muy cierto ya que el balompié manito no es gran exportador de jugadores como el gaucho), pero que no es válido para un conjunto con tanta historia como La Máquina, a la que además agradeció por haberlo liberado.

 "Siento algo especial porque soy hincha del club, se me cumple el sueño de niño”, "Entendieron el momento y la situación, me dieron esta oportunidad que esperaba desde hace muchos años y gracias a Dios lo estoy logrando", fueron las declaraciones del delantero de la Selección Colombia, quien ahora tendrá que cumplir de nuevo en un país en el que tiene grandes seguidores, pero también acérrimos detractores.

Esta será, sin duda, la última oportunidad del jugador para cumplir su otro sueño de saltar a los clubes europeos más grandes del mundo, pero de no lograrlo, será su sentencia para nunca más salir de América Latina.