Hoy por hoy hay una percepción general de que Bogotá es una ciudad altamente insegura. Sin embargo, en términos reales, la seguridad ha aumentado, de allí que la capital, comparada con otras ciudades del país, sería mucho más segura.
Así lo informó Edgar Augusto Ardila, director de la Escuela de Justicia Comunitaria de la Universidad Nacional, durante la presentación del diplomado “Estrategias locales de acceso a la justicia”, realizado en la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, el cual contó con la participación de expertos en justicia y líderes de varias localidades de Bogotá.
De acuerdo con el profesor Ardila hay tres grandes causas que delimitan la percepción actual de seguridad en Bogotá. La primera es que la opinión pública se construye desde los medios de comunicación, es decir que se maximizan los problemas de Bogotá porque están más cerca de los medios.
La segunda es que actualmente hay un juego político nacional que necesita mostrar que, tanto en la gestión del Gobierno nacional como el Distrital, hay más inseguridad.
La tercera es que hay una idea general de que el Estado y los aparatos de justicia no hacen mucho en cuanto al tema, por lo que los ciudadanos no asisten a las autoridades, ya que las consideran incompetentes y lentas al respecto.
El problema entonces es que, efectivamente hay una disminución de los delitos, además de una mejora en los mecanismos para reducir la impunidad, pero la ciudadanía, o no se entera de ello, o no acude a las instituciones.
De acuerdo con el Centro de Estudio y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana de la Secretaría Distrital de Gobierno, los homicidios, por ejemplo, han presentado una disminución constante. Después de estar, en 1999 en un 42 %, en 2015 alcanzan una de las cifras más bajas en los últimos tiempos: 17%.
Respecto a otros delitos como hurtos a residencias o personas, riñas, o violencia intrafamiliar, las cifras han mostrado una disminución sostenida. Por ejemplo para el hurto de personas, uno de los temas más delicados y que más preocupa a los capitalinos: para 2015 se mantienen en más o menos 2.300 casos conocidos por las autoridades.
No está en ranking
Por otro lado el panorama es alentador en cuanto a los logros de seguridad de Bogotá pues si bien hay ciudades colombianas en el ranking de las más peligrosas del mundo, elaborado por la ONG Seguridad Justicia y Paz de México, (Cali: 9; Palmira: 32; Pereira: 36; Cúcuta: 47 y Medellín 49), la capital colombiana no aparece en el listado.
Alexandra Cárdenas Castañeda, directora nacional de defensoría pública de la Defensoría del Pueblo, explicó que es necesario, a través de espacios como el diplomado, generar fortalezas, actitudes y conocimientos que para lograr un proceso de justicia más eficaz. Además agregó que aunque hay problemas presupuestales y de planeación, desde estos espacios pueden ser compensados si existe un compromiso por parte de las instituciones y los ciudadanos.
A su turno, Ada América Millares, directora de derechos humanos y apoyo a la justicia de la Secretaría Distrital de Gobierno, dijo que si bien hay una oferta de justicia, ésta es muy abstracta y general, y los ciudadanos no conocen de ella.
Por eso, propuso generar, desde estos espacios, así como desde la gestión pública, una apropiación de los sistemas de justicia, que permitan el acceso de las comunidades para fomentar el diálogo entre los operadores de justicia (jueces, policía, gestores de convivencia, entre otros.)
Por otro lado, Irlanda Herrera, juez y asistente al diplomado explicó que es necesario articular actores para mejorar el modelo de justicia. Desafortunadamente hay un serio conflicto presupuestal dentro de la rama judicial; por ejemplo, la falta de jueces para atender la demanda de procesos. Esto no sólo hace lenta la justicia sino que presenta trabas a la hora de fallar los procesos.