Reflexionar acercade los desafíos y compromisos que debe tener la educación superior inclusiva para garantizar la paz, en aras de construir una sociedad más justa y equitativa en una situación de posconflicto es la tarea que ha asumido el Gobierno nacional, manifestó en Bogotá la ministra de Educación, María Fernanda Campo, durante el acto de lanzamiento del documento Lineamientos - Política de Educación Superior Inclusiva.
"A partir de hoy, comenzamos a entregarle al país una serie de documentos que son el reflejo de la recuperación del liderazgo pedagógico que ha asumido el Ministerio de Educación durante este Gobierno y que recoge el legado de más de dos años de intenso trabajo, que consolidan los avances que ha venido realizando el Ministerio de Educación Nacional en su búsqueda por una educación para todos y la construcción de una sociedad incluyente", destacó Campo.
La educación inclusiva se define como una estrategia central para la inclusión social, cumpliendo con dos características principales: primero, promover el respeto a la diversidad, lo cual implica en el contexto colombiano entender y proteger las particularidades de los estudiantes y eliminar el paradigma de que la inclusión comprende solamente las necesidades educativas especiales, propio de la discapacidad, para llegar a identificar las barreras para la participación y el aprendizaje propias del sistema.
Estas dos características hacen de la política de educación superior inclusiva uno de los principales estandartes que conducen a una educación de calidad en el marco de una sociedad más justa y equitativa, una sociedad que está preparándose para una situación de posconflicto.
El documento tiene como objetivo principal dar principios directores de política que, gracias a una rigurosa reflexión conceptual, den cuenta de estrategias y acciones concretas de educación inclusiva en pro de un sistema de educación superior que potencie y valore la diversidad (entendiendo y protegiendo las particularidades), promueva el respeto a ser diferente y facilite la participación de la comunidad dentro de una estructura intercultural.
"Como lo evoca el documento de lineamientos, la educación inclusiva debe conducir a acciones concretas de política articuladas en torno a cinco retos fundamentales sobre los cuales es posible construir un sistema de educación superior inclusivo", destacó la ministra Campo.
"En primera instancia, no hay educación inclusiva si no existen unos procesos académicos inclusivos. Es decir, si no existen un conjunto de criterios, planes de estudio, programas y metodologías que contribuyan al desarrollo integral del ser humano desde una perspectiva que relacione el proyecto institucional a una planeación curricular organizada y a una flexibilidad pedagógica en las formas de enseñanza y aprendizaje. Por ello, es importante concretar procesos académicos inclusivos desde las Instituciones de Educación Superior, lo que implica examinar la integralidad del currículo para hacerlo más flexible e implementar didácticas innovadoras que tengan en cuenta la diversidad estudiantil desde sus particularidades con el fin de desarrollar sus capacidades desde el aprendizaje", sostuvo.