Con múltiples dudas acerca de posibles vicios en el trámite, pasó su sexto debate el proyecto de acto legislativo de equilibrio de poderes y ajuste institucional.
Entre lo más destacado de la jornada de ayer, final del sexto debate en la plenaria del Senado, está el hundimiento de la lista cerrada, pues los partidos políticos no estaban de acuerdo con este tema porque se volvía al bolígrafo, como en años anteriores, de acuerdo con las interpretación del senador Luis Fernando Velasco, del Partido Liberal.
“Fue retirada del proyecto por votación mayoritaria del Senado. Ahora se mantiene el voto preferente como existe en la actualidad”.
Por su lado, el senador del Partido Social de Unidad Nacional (La U), Milton Rodríguez, explicó que efectivamente ese punto no lo querían los congresistas de las diferentes bancadas.
“El Congreso de la República volvió por los fueros de la democracia. Las listas cerradas nos traen muy buenos recuerdos. Es la herencia del bolígrafo, de las dictaduras al interior de los partidos. Hoy volvió las sensatez al Congreso y se aprobó el voto preferente como una alternativa que los partidos puedan confeccionar sus listas para Cámara y Senado”, dijo.
El senador Juan Manuel Galán, del Partido Liberal, afirmó que efectivamente no encontró el respaldo suficiente, “pero de todas maneras queda como estaba vigente en la Constitución. Y los partidos políticos van a tener la opción de tener una lista cerrada o una lista abierta con voto preferente”.
Galán señaló que eso es lo que está rigiendo: los partidos que quieran tener la lista cerrada lo puede hacer como lo ha hecho el Centro Democrático u otros partidos que para los intereses electorales le convenga más cerrar la lista.
El senador Galán también destacó lo que tiene que ver con la Comisión de Aforados, “que es importante y además porque quedó con medidas cautelares, es decir la posibilidad de suspender al funcionario hasta por 120 días”.
El senador Hernán Andrade, del Partido Conservador, manifestó que en ello no hubo ambiente. “No sé qué va a pasar en Cámara, pero en el Senado no tiene ambiente”, anotó.
Según Andrade eso era un mensaje de que la política se está haciendo mal. Recordó Andrade que se salvó el tema de la alternancia de las mujeres.
Buen proyecto, mal proyecto
En cuanto al cuerpo general de la iniciativa, el senador Andrés Cristo, del Partido Liberal, calificó la reforma como un buen proyecto. “Es un primer paso que se ha dado. El Congreso ha dado muestras que está interesado por lo menos de darle un viraje a la opinión que pueda tener la gente que no somos capaces de sacar adelante reformas importantes para el país”, dijo.
Para Cristo, el solo hecho de haber reformado la parte administrativa y disciplinaria de la justicia, “el solo hecho de haber acabado con la Comisión de Acusaciones, de haber creado ese tribunal de aforados, de haber acabado con la reelección, de haber empezado a trabajar sobre las condiciones de los órganos de control, es un inicio bueno”.
Señaló que es una ley que ha sido suficientemente debatida, que no pudo fortalecer el tema de los partidos al no aprobar lo que tiene que ver con las listas cerradas.
En cambio, el senador del Centro Democrático, Ernesto Macías, calificó este proyecto de ley como muy malo. “Fue un desgaste muy grande para el país. El Gobierno debió pensar simplemente en proponer una reforma con un artículo, elimínese la reelección presidencial y no meter al país en lo que lo han metido, es mala, donde usted la mire”.
Sobre el tema de la eliminación de la lista cerrada expresó que lo ocurrido es que se quería continuar en la política vieja.
Reclamo uribista
La recta final de la reforma de equilibrio de poderes en el Senado se vio envuelta de reclamos, amenazas y hasta ausentismo, lo que estuvo a punto de hacer que se aplazara la toma de decisiones.
Según explicó la senadora Paloma Valencia, del Centro Democrático, los congresistas de su bancada estaban reunidos “discutiendo sobre algunos artículos de la reforma”, cuando el presidente del Senado, José David Name, de La U, les anunció que les iba a “aplicar el reglamento para sancionarlos” porque se habían parado.
De acuerdo con Valencia, “cuando a los senadores del Centro Democrático nos llaman la atención, se pidió una moción de orden para que pudiéramos explicar lo que estaba pasando, la cual, en contra de la Ley Quinta, fue negada, y cuando seguimos insistiendo, el presidente decide quitarle la palabra a uno de nuestros senadores, Carlos Felipe Mejía, durante toda la discusión del proyecto”.
Name sostuvo que “en este caso, el senador Mejía hizo caso omiso al cordial llamado de atención de la Presidencia del Senado e incurrió en un lenguaje descomedido y protagonizó conducta que dio pie a que le suspendiéramos el uso de la palabra, para preservar la normalidad del trámite de la reforma de equilibrio de poderes”.