El presidente de la Senado, Mauricio Lizcano, habla sobre el plebiscito del 2 de octubre y advierte que no hay que confiarse por resultados de las encuestas.
En diálogo con EL NUEVO SIGLO replica críticas del uribismo a la mecánica de financiación de la campaña. Advierte que quien gane en las urnas, debe buscar un gran acuerdo político con todos los sectores
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo arranca la campaña por el “Sí”?
MAURICIO LIZCANO:- Es una campaña que arranca con mucho entusiasmo, esperanza, el afecto y cariño del pueblo que quiere la paz. Una campaña que claramente ya tiene las reglas de juego, los topes, los comités que se pueden inscribir, una campaña que tiene muchas iniciativas ciudadanas, de partidos políticos, la sociedad civil, maestros, jóvenes universitarios… Y todos tenemos un mismo propósito, que es hacer la paz en Colombia y ganar el plebiscito el 2 de octubre.
ENS:- Los del “No” sostienen que esta es una campaña desventajosa porque no se permitió la financiación estatal y el Gobierno tiene un aparato presupuestal bastante fuerte ¿Qué responde?
ML:- Imagínese lo que habrían dicho los de la campaña del “No” si esta tuviera financiación estatal: saldrían a decir que se están utilizando los recursos públicos para hacer campaña. Claramente ellos están en oposición y, además, están en una campaña política. Por supuesto nada de lo que hacen los del “Sí” les gusta, y todo lo vuelven una crítica, pero aquí está claro que las reglas están sobre la mesa tanto para los del “Sí” como para los del “No”. Lo importante es que quien pierda estas elecciones respete el resultado y, además, se construya sobre ese resultado. Es decir, que se tenga la posibilidad de llegar a unos acuerdos sobre lo fundamental, sobre lo que debe ser el país en paz. El que gane en estas elecciones, pues, debe sentarse con el otro a buscar unos acuerdos para sacar adelante el país.
ENS:- Las encuestas de esta semana revelan una ventaja del “Sí” sobre el “No” ¿Cómo recibe estos primeros sondeos?
ML:- Nosotros los recibimos con humildad, con entusiasmo, sabemos que eso es lo que está pasando en las calles, porque siempre es mejor la paz que la guerra, la unidad que la discordia, la esperanza que el miedo. Por supuesto, un país que ha vivido 50 años en guerra sabe y valora la paz, pero claramente esta es una campaña que apenas comienza, no nos podemos confiar. Hay que entender que las encuestas son la fotografía de un día y son solamente el indicador de que vamos bien, pero la verdadera encuesta es el 2 de octubre y todos vamos a trabajar, a recorrer el país, a visitar casa por casa, municipio por municipio, vamos a desplegar un gran esfuerzo de muchas iniciativas ciudadanas, de jóvenes, de madres cabeza de familia, de universitarios, de partidos políticos y de profesores para que realmente esta sea una gran campaña por la paz. El punto de inflexión en la historia de Colombia será acabar con la guerra.
¿Ley de amnistía previa?
ENS:- Las Farc dicen que solo se van a concentrar cuando pase el plebiscito y entre en vigencia la ley de amnistía ¿Vamos para un plebiscito armado, como dice la oposición?
ML:- En primer lugar no, porque ya estamos en un cese al fuego que claramente determina que no se pueden utilizar las armas nunca más, y eso ya está firmado. Lo segundo es que el Día D es la firma del acuerdo, y eso será el 26 de septiembre en Cartagena. A partir de ese día las Farc empezarían a movilizarse a las zonas campamentarias y empiezan a entregar las armas, de acuerdo al cronograma establecido. Es claro, entonces, que no es un plebiscito armado porque ya existe firmado un cese al fuego bilateral y eso obliga a que no se puedan utilizar las armas ni adelantar hostilidades en contra de la sociedad civil. Tal vez estas serán las elecciones más tranquilas en la historia de Colombia.
ENS:- En la campaña del “No” advierten que una de las debilidades del acuerdo es la jurisdicción especial de paz y que civiles y militares serán juzgados allí ¿Qué responde?
ML:- Todos los acuerdos de paz en la historia de Colombia se hicieron solamente con perdón y olvido. Este es el primer acuerdo de paz en el país y diría que tal vez en el mundo en el que claramente hay un componente de justicia muy fuerte, donde las personas que cometan delitos de lesa humanidad van a ser investigadas, juzgadas y a tener penas. Las que hayan cometido delitos de lesa humanidad, tendrán penas restrictivas de la libertad de entre 5 y 8 años. Y si no cuentan la verdad, entre 15 y 20 años de prisión. Entonces, este no es un proceso de paz con impunidad. Además, es muy importante recalcar que no se cometerán injusticias como las del juzgamiento del ataque al Palacio de Justicia, en donde quienes se lo tomaron quedaron absueltos y están haciendo política, y quienes lo defendieron tienen penas demasiadas altas. Por eso es que este acuerdo de paz permite un trato diferencial con los militares, porque están en la legalidad y no en la ilegalidad, y pueden beneficiarse de los acuerdos de paz. Así no quedarán los soldados en la cárcel y los guerrilleros en la calle. Ahora la jurisdicción de paz no está para perseguir civiles ni para condenar empresarios. Es todo lo contrario, busca la verdad y que muchas personas que han sido auspiciadores del conflicto puedan tener beneficios, al igual que los combatientes.
ENS: El uribismo planteaba renegociar el acuerdo, pero los negociadores han dicho que eso no es posible. Ahora el Vicepresidente y el Partido Conservador señalan que lo que se puede hacer es ajustarlo en la reglamentación que haga el Congreso ¿Es viable?
ML:- Lo primero que hay que decir es que votar por el “No” es continuar en la guerra. Quienes quieran que las Farc sigan adelante pues votan por el “No” y quienes quieran que las Farc se acaben, pues votamos por “Sí”. En eso no hay puntos medios. Es una falacia decir que si se vota por el “No” se pueden renegociar los acuerdos. No hay tiempo para ello, no hay voluntad política. La Corte Constitucional ya dijo que la decisión del pueblo es vinculante, luego no es posible que eso se pueda dar. Lo segundo, es que lo que implementemos en el Congreso tendrá que guardar fidelidad a lo acordado. Ahora, en la reglamentación, se pueden afinar muchos temas, pero el Congreso no puede modificar los acuerdos, sino con el aval del Gobierno.