UN NOTORIO cambio de tono se ha notado en las últimas semanas en la forma como el presidente Santos responde a los principales contradictores del proceso de paz que su gobierno adelanta con las Farc, como son el procurador Alejandro Ordóñez y el ex presidente Álvaro Uribe, entre otros. Lejos parece haber quedado el propósito que se hizo el Jefe de Estado desde su primer gobierno, que él mismo confesó era no dejarse provocar de Uribe.
Algunos consideran que se trata de una estrategia del Presidente de la República para subir en las encuestas; otros por el contrario piensan que es una postura que necesita adoptar de mostrarse mucho más fuerte en su defensa del proceso de paz en un momento que es crucial, pues se avecinaría la firma en La Habana y luego los acuerdo deben ser llevados a las urnas en un plebiscito para que los colombianos los aprueben o los reprueben.
También cabe la posibilidad que la reacción del presidente Santos Calderón sea la natural de cualquier ser humano agobiado por tantas críticas que ha recibido desde los sectores que se oponen férreamente al proceso en La Habana, como son principalmente el procurador Ordóñez y el uribismo, quienes dicen que también quieren la paz, pero no al costo según ellos de generar impunidad frente a los delitos de lesa humanidad y de guerra en que incurrieron los cabecillas de las Farc.
El pasado miércoles el presidente Santos se mostró exasperado por la advertencia que hizo el procurador Ordóñez de que investigaría a los funcionarios públicos que hicieran campaña en favor del plebiscito de paz, pues con ello estarían participando en política.
“El Procurador no está por encima de la ley, la ley del plebiscito dice expresamente y autoriza a todos los funcionarios de Colombia a nivel nacional, departamental y municipal a participar de la campaña por la paz. De manera Procurador que usted no le va a prohibir a los funcionarios hablar de paz ni a pasar por encima de la ley”, aseguró Santos.
A renglón seguido, desafiando claramente la advertencia del Ministerio Público, el presidente Santos invitó a todos los funcionarios “a que trabajemos como un ejército para sacar esta paz adelante. Esa paz nos va a abrir unas oportunidades que jamás habíamos visto”.
Tampoco el presidente Santos se quedó con la espina que le dejó la propuesta del senador Álvaro Uribe de llamar al pueblo colombiano a la resistencia civil para oponerse a los acuerdos que firmen en La Habana el Gobierno y las Farc.
El pasado sábado, en el marco del frustrado VII Congreso Nacional del Partido Liberal, el primer Mandatario dijo que "hay quienes están desesperados porque se les va a acabar su oxígeno, que es el miedo, que es la guerra y han acudido a todo tipo de ataques, inclusive, llamando a la resistencia civil, esa misma que antes proponía Carlos Castaño".
Y luego en una clara alusión a los dos gobiernos de Uribe (2002-2010), Santos Calderón dijo que "en mi gobierno nadie ha chuzado a la oposición ni mucho menos a la Corte Suprema de Justicia….en mi gobierno nadie está preso por haber comprado la reelección…en mi gobierno la familia presidencial, y lo digo con orgullo, no tienen ni una sola tacha: ni mis hijos, ni mis hermanos".
EL NUEVO SIGLO consultó a expertos en diferentes campos para tratar de entender el porqué de esta subida del tono presidencial.
Una estrategia
“Creo que eso tiene que ver con una estrategia y debe haber sido que los asesores en comunicación política le han recomendado tener que cambiar de tono”, consideró Fernando Giraldo, politólogo y catedrático de la Universidad Javeriana.
El académico consideró que una de las razones que habrían motivado este nuevo matiz en el Jefe de Estado es que “él tiene un problema de popularidad muy baja y necesita como mostrar mayor carácter, sobre todo frente a un tema tan sensible como el de la paz, teniendo en cuenta que, por ejemplo, el expresidente Uribe, que es opositor a ese proceso, tiene un temperamento y un carácter, habla duro, hace propuestas radicales y muy ortodoxas algunas de ellas, como el tema de la resistencia, que para la cultura política y la tradición colombiana es una salida muy fuerte”.
Por ello, Giraldo dijo que es factible que los asesores de Santos le hayan recomendado que “no puede seguir confrontando con un lenguaje moderado, sereno, calmado, de conciliación, de tender la mano”.
Otra razón que considera Giraldo podría explicar al Santos frentero que se ve hoy por hoy es que “solo él lo debe saber, pero uno ya sospecha, que están a punto de firmar, que se acerca cada vez más la firma. Entonces está radicalizando el discurso porque está anunciando una serie de elementos que son sustantivos, de contenido porque nos acercamos a esa firma. Entonces necesita radicalizar su discurso porque en cualquier momento nos va a comunicar lo otro, y en ese momento a lo mejor volverá a tender la mano y será generoso, pero hoy hay que arrinconar a los adversarios de ese proceso, que específicamente uno los ve liderados por Uribe y el Procurador General”.
Sin embargo, el académico anotó frente a esta actitud del Presidente de la República que si se quiere llegar al proceso de paz, lo que se esperaría es que Santos no se radicalice, pero desde el punto de vista político “esa es una estrategia, que para poder saber si es bueno o malo tenemos que esperar si le da resultados”.
Bajo del pedestal
El constituyente y ex ministro Jaime Castro dijo que la Constitución es clara en señalar que el Presidente de la República simboliza la unidad nacional y debe garantizar las libertades y los derechos de todos los colombianos.
Castro dijo que el presidente Santos ha olvidado esto y “se ha bajado del pedestal propio de su investidura, y se ha convertido en un actor más de la vida pública, comparable al jefe de un partido político o a un congresista, o a un funcionario del Estado. Eso no es bueno para el país porque polariza sin duda alguna, y luego porque el Presidente se expone a que le falten al respeto porque una vez que entra como un actor más de la vida política, pues se expone obviamente a que los otros actores de la vida política le contesten en los mismos términos”.
El también ex alcalde de Bogotá recordó que “cuando Marco Fidel Suárez decidió criticar a Laureano Gómez, este último le dijo: ‘bueno, si usted quiere la pelea en esos términos la va a tener’. Los colombianos tenemos al Presidente en una especie de pedestal, y si se baja de allá se sabe que el mundo político no perdona nada, y aquí el que va a dar, va a recibir igualmente. Y Laureano terminó tumbándolo”.
Hay desespero
El senador uribista Ernesto Macías Tovar dijo que “tenemos a un Presidente de la República que muestra mucho desespero por lo que está ocurriendo pues al gobierno las cifras de las encuestas lo muestran como el Presidente más impopular de la historia. Y se ha vuelto irascible, él que se hace llamar el Presidente de la paz insultando a todo opositor que encuentre. Primero fue con el presidente Uribe, que lo insultó a él y a su familia, y ahora con el Procurador que lo insulta también en vez de responder como Presidente de la República que es”.
El Parlamentario huilense dijo que esta actitud del Jefe del Estado le hace mucho daño al país y al gobierno que preside.
Añadió que no comprende cómo Santos entiende la paz, “si es insultando a los contradictores al estilo Maduro, porque se está pareciendo mucho, o si la paz se hace con otro tono. Ese tono no es de un Presidente que dice querer la paz porque está demostrando con sus palabras, con sus insultos a la oposición, que es un Presidente contrario a la paz.
Imagen
Desde el punto de vista del marketing político y la imagen, ¿qué efectos podría tener el incremento que el Presidente de la República le ha dado a su tono para enfrentar a sus contradictores?
Angie Katherine González, experta en marketing político, explicó que en comunicación lo más importante es la percepción, entonces “pues evidentemente hay que demostrarle a las personas que él sabe lo que está haciendo y que está tomando las decisiones adecuadas. Quizá la subida de tono le ha ayudado un poco a mostrarse valiente y a tratar de defender lo que está haciendo”.
No obstante, González puso de relieve que “lo complicado es que él lamentablemente no lo está haciendo con argumentos y tampoco está apelando bien a lo emocional de su discurso. Entonces digamos que se está quedando corto y con palabras vacías, y eso finalmente no creo que le vaya a representar una ventaja frente a lo que está pasando”.
Por su parte, el reconocido experto en marketing político, Ángel Becassino, dijo que no “son claras las señales de cómo están manejando los tiempos de la comunicación, los tiempos de la búsqueda de una definición por parte del país en apoyo a lo que se va a acordar. Sin embargo, uno podría decir que este movimiento que está haciendo Santos es totalmente coherente con la necesidad de conseguir un aprobación para lo que se firme, y para conseguir esa aprobación necesita desactivar las voces tan agresivas de la otra parte”.
Añadió Becassino que el “repiquetear de campanas agresivas por parte del Procurador y del ex presidente Uribe ha sido brutal”.
Consideró que las respuestas más fuertes de Santos en las últimas semanas a sus contradictores en el tema de la paz “está pasando porque empieza a entrar en una época crítica, es decir, estamos ad portas, todo parece indicar, de la firma del acuerdo y de la posterior necesidad de revalidar de si va en pie el tema del plebiscito. Entonces creo que en este momento la posición del Presidente, siendo que es el más firme defensor de esto que está pasando, de esta búsqueda de un acuerdo de final del conflicto, creo que tiene que ser más fuerte y no tan tolerante como fue durante el resto del tiempo frente a los ataques a este proceso. Entonces, me parece que el momento indica una actitud más firme y él la está tomando”.
Consideró el experto que lo está pasando “es beneficioso para el país porque me parece que al contrario de la gente que piensa que cuando se da un contrapunto de opiniones es algo grave, creo que lo que está ocurriendo es algo positivo porque solo a través del debate, de la discusión, del diálogo de últimas, que son formas de conversación, se llega a los acuerdos que el país necesita para salir de esta larga noche, como se podría decir, en que ha estado metido”.