¿Cómo le irá a Santos en las elecciones del 30? | El Nuevo Siglo
Martes, 18 de Octubre de 2011

Como 90% de los candidatos pertenece a partidos de la Unidad Nacional, la Unidad Nacional ganará, pero hay aspectos que deben preocupar a la Casa de Nariño.


GANARÁ SEGURO POR…

1.    COALICIÓN MAYORITARIA: El Gobierno no perderá las elecciones regionales, pues los cinco partidos con más curules en el Congreso hacen parte de la Mesa de Unidad Nacional. No importa si La U, los conservadores, los liberales, Cambio Radical o los verdes ganan o pierden más gobernaciones o alcaldías, así como escaños en asambleas departamentales o concejos municipales, pues al final ninguno de esos avances o retrocesos de las colectividades se podrá considerar como una reacción en contra del titular de la Casa de Nariño. Santos, en resumen, ganará con cara o sello, así de sencillo, y esa conclusión es apenas obvia porque 90 por ciento de los candidatos que estarán buscando el favor popular pertenece a partidos que lo respaldan desde hace más de un año. Es apenas una cuestión de simple y llana matemática política. Era distinto en el gobierno Uribe, pues mientras que éste alineaba a La U, los conservadores, una parte de Cambio y otras facciones más pequeñas, en la otra orilla estaba un Polo fortalecido por la polarización nacional y un liberalismo siempre fuerte en los comicios regionales y locales.

2.    OPOSICIÓN DEBILITADA: No necesariamente porque la coalición santista sea mayoritaria significa que el triunfo absoluto está garantizado. En realidad, durante el gobierno Uribe, los triunfos del Polo en Bogotá eran los que más le dolían al Jefe de Estado, ya que el partido de las toldas amarillas era su más abierto contradictor. El Polo, así sólo tuviera una o dos alcaldías o gobernaciones importantes, dominaba Bogotá y este siempre ha sido el segundo cargo más importante del país. En los comicios del próximo 30 de octubre es prácticamente imposible que el Polo conserve (tras dos mandatos consecutivos) el poder en la Capital del país y el principal rival político de Santos, es decir Antanas Mockus, tampoco está en competencia. En otras palabras, Santos ganará el 30 de octubre no sólo porque su coalición es mayoritaria, sino porque la oposición del Polo, único partido que oficialmente se ha declarado opositor abierto del Gobierno, está tan debilitado que perderá su principal bastión electoral y posiblemente también retrocederá mucho en otras regiones. Y Mockus, salido de los verdes, que ahora están en la coalición, dio un paso al costado. A ello se suma que al ex presidente Uribe, el crítico con más eco mediático al Gobierno, parece que le irá regular con los candidatos a gobernación y alcaldías a quienes les hizo el guiño.

3.    AVAL A GESTIÓN DEL GOBIERNO: No se necesita ser un adivino para vislumbrar que el domingo 30 de octubre, cuando el Presidente entregue el parte de la jornada democrática seguramente calificará de muy positivos los resultados electorales, no sólo porque la coalición será la que más cargos obtenga, sino porque interpretará esa situación como un espaldarazo directo a la gestión del Gobierno que lidera esas colectividades y cuyo jefe máximo tiene índices de aprobación y popularidad por encima de 70 por ciento. Al no existir polarización política mayor ni el Presidente haber tomado bando en los pulsos partidistas internos en la coalición, Santos sumará como propios los triunfos parciales de los partidos de la coalición.


<INTERTIT>EL RIESGO ESTÁ EN…

1.     SUPREMACÍAS EN LA COALICIÓN: Sería ingenuo negar que por más que estén en la coalición de Unidad Nacional, tanto liberales como conservadores, Cambio, los verdes y La U se jugarán a fondo en los comicios regionales y locales por ser los más votados. Y no porque alguna de esas facciones esté pensando en dejar la coalición para declararse independiente, y menos en la oposición, sino porque ser la colectividad con mayor poder en departamentos o municipios bien le puede servir para equilibrar las cargas de cuotas de poder y representación nacional. Es claro que hay más de un partido de la coalición que, en privado, se queja porque los otros tienen más cargos en ministerios, institutos y otras instancias que dan mucho juego burocrático, político y de imagen. Las fisuras en la Unidad Nacional serían más visibles a partir del dictamen de las urnas.

2.    GASOLINA A TEMPRANERO DEBATE REELECCIONISTA: La sorpresiva incursión en la agenda de la Unidad Nacional del espinoso tema de un eventual segundo periodo del presidente Santos en 2014 tendrá un definitivo empujón tras el mapa político que marquen los comicios regionales y locales. Es lógico que si determinada colectividad logra un resultado superior al esperado, entonces lo pensará dos veces antes de jugarse anticipadamente por apoyar una reelección presidencial desde ya, mientras que a las que peor les vaya en las urnas seguramente se alinearán en la orilla distinta. No se puede negar que en las filas liberales, conservadores, verdes, de La U y Cambio hay posiciones encontradas entre quienes afirman que, leyendo el actual escenario, lo más racional es apostar desde ya a un segundo periodo de Santos, y aquellos dirigentes que consideran que todavía es muy temprano para pensar en esa eventualidad y que hacerlo, después de dos periodos del uribismo, sería renunciar a la vocación de poder, que es el principal factor de vitalidad de cualquier colectividad.

3.    MÁS FUEGO A ‘PULSOS’ INTERNOS: Aunque la coalición de Unidad Nacional aparece fuerte y efectiva, es evidente que hay varios pulsos internos. Por ejemplo, dependiendo del resultado en las urnas se podrá establecer si es viable o no una especie de absorción de Cambio Radical por parte del liberalismo oficialista, partido que en su proceso de reunificación también tiene en la mira al propio Santos y a varios congresistas de La U que tienen cuna roja. Igual, si los verdes no logran un buen resultado podría sobrevenir un cisma entre quienes insistan en continuar aliados con La U y el santismo, y aquellos que optarán por seguir, al tenor de la realidad política, el camino disidente de Mockus. Y qué decir de la puja en La U entre las facciones purasangre uribistas y el santismo. Si al ex presidente le sigue quedando difícil recobrar liderazgo e influencia decisiva en ese partido, bien podría optar por armar toldo aparte, llevarse consigo una parte de la dirigencia de La U e incluso lanzarse a la oposición abierta a la Casa de Nariño. En el conservatismo, la pugna entre la franja uribo-santista y la que quiere soltar amarras y defender la ideología azul, también crece poco a poco.