Como era de esperarse, la posesión estuvo llena de injurias, descalificaciones y acusaciones de parte y parte. Sin embargo, la oposición se posesionó e implantó el mandato de Ramo Allup como presidente del hemiciclo.
DE antemano se sabía que la oposición venezolana la iba tener difícil durante su posesión ante la Asamblea Nacional. Entre gritos y acusaciones mutuas transcurrió la ceremonia para juramentar al Parlamento electo, por cinco años, en los comicios del 6 de diciembre, cuando la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) logró un aplastante mayoría de 112 diputados contra 55 oficialistas, poniendo fin a 17 años de hegemonía chavista.
La instalación del Parlamento tuvo sobre sus espaldas la incómoda sombra de la reciente decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) -considerado un aliado del oficialismo- de suspender la proclamación de tres opositores y uno oficialista en el sureño estado Amazonas.
Abierta la sesión parlamentaria, en un hemiciclo abarrotado de dirigentes opositores, líderes del gobierno, diplomáticos y periodistas, se revisaron las credenciales de los nuevos legisladores y la comisión encargada del traspaso, presidida por un legislador chavista por ser el de mayor edad, que aceptó sólo 109 de la oposición y 54 del chavismo, acatando la sentencia judicial.
De no ser juramentados, la MUD perderá al menos provisionalmente la poderosa mayoría calificada de dos tercios (112 de 167 escaños) que ganó, un acto que para los expertos estaría viciado de ilegalidad, pues los legisladores ya habían sido proclamados ganadores de una curul y gozarían de inmunidad.
Entre consignas de "Viva Chávez" de los oficialistas y aplausos de los opositores, fue juramentada la nueva junta directiva del Parlamento, que estará presidida por el veterano diputado y acérrimo antichavista Henry Ramos Allup.
"Se va a poner bueno esto porque vamos a hacer lo que sabemos hacer", advirtió al momento de llegar al hemiciclo el ahora expresidente parlamentario y número dos del chavismo, Diosdado Cabello, mientras opositores lo abucheaban y gritaban: "Sí se pudo, sí se pudo", "¡supérenlo!".
"Cualquier cosa que se haga con la participación de esas personas comenzará con carácter írrito. Unas decisiones que se tomen sin que las personas estén legítimamente autorizadas para tal fin carece de cualquier validez y la directiva de la Asamblea entraría en desacato a una decisión del TSJ", agregó Cabello.
Si el clima no daba tregua al interior del recinto, afuera los ánimos estaban igual de caldeados entre simpatizantes chavistas y opositores. Sin embargo el asunto no pasó a mayores y el presidente Nicolás Maduro garantizó la instalación pacífica de lo que llamó el "Parlamento burgués".
Un fuerte cordón de seguridad rodeó el Palacio Legislativo, y a unas calles de distancia, miles de seguidores de uno y otro bando se manifestaron pacíficamente, aunque fue intimidatoria la presencia de decenas de encapuchados en motocicleta.
Al momento del solemne juramento parlamentario, la bancada oficialista abandonó el hemiciclo durante su acto de instalación, alegando que se estaba "violando" el reglamento interior y de debates.
Diosdado Cabello dijo que se retiró del recinto debido a que el nuevo presidente del legislativo, Henry Ramos Allup, "violó el reglamento" interior y de debates, sin especificar si los diputados oficialistas juramentarán.
Al mismo tiempo, el veterano político Henry Ramos Allup, acérrimo antichavista, asumió el control parlamentario tras casi 17 años de hegemonía chavista. El dirigente recibió el apoyo de 109 diputados de la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD, centroderecha), que ganó 112 escaños en las elecciones del pasado 6 de diciembre.
"Juro cumplir bien y fielmente con la Constitución y leyes de la República y todos los deberes y obligaciones inherentes al cargo", afirmó Ramos Allup, un abogado de 72 años en el estrado del hemiciclo.
¿Nuevo rumbo?
De cómo manejen el chavismo su derrota y la oposición su mayoría legislativa y divisiones internas, dependerá la gobernabilidad y tranquilidad del país, y que la crisis se profundice o empiece a resolverse en 2016, según el economista Luis Vicente León.
El país con las mayores reservas petroleras del mundo sufre el desplome de los precios del crudo -fuente del 96% de sus divisas- un déficit fiscal de 20% del PIB, 200% de inflación, severa escasez de alimentos y una contracción económica del 6% en 2015, según cálculos privados.
Agotados de las colas para comprar comida y la inseguridad rampante, los venezolanos están a la expectativa, algunos esperanzados, pero otros pesimistas dada la confrontación vista estas semanas.
Para la oposición comenzará "el cambio"; para Maduro, la lucha de dos modelos: el del "pueblo que quiere preservar los logros sociales de la revolución" y "el neoliberal de la burguesía que quiere privatizarlo todo".
En víspera del cambio de legislatura, Maduro, con fuerte poder en un régimen presidencialista, promulgó una reforma para eliminar la facultad del Parlamento de elegir al presidente del Banco Central y dársela al Ejecutivo.
Maduro, que atribuye la crisis a una "guerra económica de empresarios de derecha", evalúa presentar en breve un "plan de emergencia" para la reactivación económica y dijo esperar que la mayoría opositora no lo "sabotee".
Golpe contra golpe
En lo que sería una de las primeras batallas en el Congreso y aunque Maduro adelantó que la vetará, la MUD planea aprobar una amnistía para 75 políticos presos, entre ellos el opositor radical Leopoldo López, condenado a casi 14 años de prisión acusado de incitar a la violencia en las protestas en 2014.
La MUD anunció que también ofrecerá, en un máximo seis meses si el oficialismo se resiste a las reformas económicas, una vía "democrática, constitucional, pacífica y electoral", según Ramos Allup, para buscar una salida anticipada del presidente, elegido por seis años en abril de 2013, tras la muerte de Hugo Chávez.
"Hay planes para atacarme como presidente", manifestó Maduro, advirtiendo que los diputados tendrán inmunidad pero no impunidad si "conspiran" con un "golpe parlamentario".
Hace una semana, la mayoría oficialista saliente nombró a 13 magistrados del TSJ, órgano que dirimirá las disputas parlamentarias, e instaló el Parlamento Comunal -de comunas chavistas-, como contrapeso a un legislativo opositor.
"La Asamblea puede aprobar las leyes que quiera, pero las refrenda el presidente, y en caso de que haya alguna contradicción el presidente puede vetarla o acudir al TSJ", afirmó Cabello. /EL NUEVO SIGLO con AFP