Una tregua de 48 horas comenzó en la mañana del sábado en Yemen, propuesta por la coalición árabe dirigida por Arabia Saudita que interviene en la guerra civil yemenita desde marzo de 2015 y respetada por los rebeldes hutíes.
Poco antes de las 09H00 GMT, hora del inicio del alto el fuego, los rebeldes hutíes, que controlan la capital Saná y otras grandes zonas de Yemen, anunciaron que iban a respetar la tregua.
Los rebeldes respetarán la tregua si "la otra parte la respeta", declaró el general Sharaf Loqman, portavoz militar de la rebelión citado por el sitio insurgente sabanews.net.
El sorpresivo anuncio de la coalición tuvo lugar después del fracaso de un alto el fuego patrocinado por Estados Unidos, que debía entrar en vigor el jueves último, debido al rechazo del presidente yemenita Abd Rabbo Mansur Hadi, exiliado en Arabia Saudita.
Hubo "presiones internacionales para una tregua y un reinicio de las negociaciones de paz", declaró una fuente cercana al presidente Hadi, que cuenta con el apoyo de la coalición árabe.
Después del fracaso de la iniciativa del secretario de Estado estadounidense John Kerry, los combates se habían intensificado en todos los frentes de esta guerra que desgarra al país desde hace casi 20 meses.
El alto el fuego se prolongará si los rebeldes hutíes y sus aliados aceptan la entrega de ayuda humanitaria en ciudades asediadas como Taez, en el suroeste de Yemen, precisa el comunicado de la coalición difundido por la agencia de prensa oficial saudita SPA.
Yemen, el país más pobre de la península arábiga, está siendo devastado por los combates entre el bando del presidente Hadi, apoyado por la coalición árabe, y los rebeldes chiitas, los hutíes aliados con el expresidente yemenita Alí Abdalá Saleh.
La tregua fue decidida a pedido del presidente yemenita reconocido internacionalmente -instalado en Riad- en una carta dirigida al rey Salman de Arabia Saudita.
Se trata de una "adhesión a los esfuerzos de la ONU y la comunidad internacional para restablecer la paz en Yemen", afirmó la coalición.
"Las fuerzas de la coalición respetarán el alto el fuego", señaló el comunicado que advirtió al mismo tiempo que la coalición responderá si las tropas rebeldes leales al expresidente Saleh hacen el menor movimiento militar durante la tregua.
La coalición exige, según el comunicado, que los rebeldes envíen una delegación a la "comisión de desescalada y coordinación" creada por la ONU y basada en Dharhrán, en el sur de Arabia Saudita, para supervisar una cese de hostilidades.
El bloqueo naval y aéreo impuesto por la coalición seguirá vigente y los aviones continuarán efectuando misiones de vigilancia, aclaró el comunicado de la coalición.
- Difíciles negociaciones -
Los rebeldes habían aceptado la iniciativa de paz propuesta por Kerry, que se entrevistó con los negociadores rebeldes en Mascate, la capital de Omán.
La iniciativa de Kerry preveía, además de una tregua, la formación de un gobierno de unión nacional antes de fin de año.
Desde el jueves pasado, más de 50 personas murieron en enfrentamientos entre rebeldes hutíes y fuerzas gubernamentales yemenitas en las afueras de Taez, informaron una oenegé y fuentes militares.
El mediador de la ONU para Yemen, el mauritano Ismail Uld Sheij Ahmed, había intentado, en vano, en octubre pasado impulsar un plan de negociaciones de paz.
También fracasaron las negociaciones interyemenitas auspiciadas por la ONU en Kuwait, que duraron tres meses y fueron suspendidas en agosto pasado.
El bando del presidente Hadi exige la retirada de los rebeldes de los territorios conquistados desde 2014, entre ellos Saná, la capital de Yemen, y la devolución de las armas pesadas.
En cambio, los hutíes exigen el fin de los ataques aéreos de la coalición y la formación de un gobierno de unidad nacional con vistas a una solución política.
Los hutíes, una minoría que se considera abandonada por el poder central del presidente Hadi, se apoderaron de Saná y otros vastos territorios en 2014, forzando la huida del jefe de Estado.
En marzo de 2015, Arabia Saudita se puso al frente de una coalición militar árabe para intentar repeler a los rebeldes.
El conflicto ha causado más de 7.000 muertos y casi 37.000 heridos, según la ONU.