Después de experimentar uno de los años de menor crecimiento en lo que va de este siglo, Colombia se apresta no solo a consolidar un cambio de tendencia en materia productiva, sino también a exhibir un entorno macroeconómico más balanceado.
Esto implica que, aun cuando el ajuste que empezó hace ya más de tres años todavía continúa su curso, la fase más crítica de este proceso ha quedado atrás.
El equipo económico de Bancolombia pronostica que el crecimiento se acelere de 1,6% en 2017 a 2,5% en 2018. Los catalizadores de esta dinámica, que incluyen un entorno global más favorable, una reactivación de la inversión productiva, una inflación controlada, una política monetaria más acomodaticia y un impulso creciente de la infraestructura, ganarán fuerza paulatinamente y se afianzarán a partir del segundo semestre de 2018, una vez que concluya el proceso electoral.
De esta manera, para 2020 se prevé que la economía operará de nuevo por encima de su potencial.
Inflación
Se espera que la inflación cierre el presente año en 4%, con lo que se cumpliría por primera vez en tres años el rango meta del Emisor.
Los analistas estiman que, en la primera mitad de 2018, la moderación en la variación de los precios persista, de forma que esta se ubicará durante todo el próximo año en la mitad superior del objetivo de política.
Sin embargo, dicha corrección estaría limitada por la persistencia de la inflación básica. En ese sentido, se mantiene la estimación de 3,5% para diciembre de 2018.
Hacia adelante, luego de acelerarse en 2020, la inflación tendería a converger al objetivo de 3% al final del siguiente quinquenio.
El desempeño favorable de la inflación en los próximos meses, y toda vez que la economía seguirá operando en el corto plazo con brecha del producto negativa y que la política fiscal tendrá un tono de austeridad, se espera que el Banco de la República lleve la política monetaria a un terreno expansivo.
De esta forma, la tasa repo cerraría el próximo año en 4,25%. El equipo espera que hacia el primer semestre de 2019 cambie de nuevo el ciclo, de forma que un año después la tasa de intervención llegue hasta 5,5%.
En el mediano plazo, se estima que, en promedio, el déficit en cuenta corriente se ubicará en 3,7%, nivel superior al promedio de los países con similar calificación de riesgo.
Esta vulnerabilidad externa remanente, sumada a que la brecha de productividad del país con respecto al mundo desarrollado se mantendrá, llevarán a que en el mediano plazo el peso colombiano muestre una tendencia de moderada depreciación.
Si bien en el corto plazo el panorama fiscal está despejado, a partir de 2019 las perspectivas para las finanzas del Gobierno nacional se tornarán más retadoras.
De este modo, para garantizar el cumplimiento de las metas previstas en la regla fiscal será necesario implementar una ambiciosa agenda de reformas, cuyo diseño y adopción le corresponderá liderar al próximo gobierno.
Otros temas
Los analistas de Bancolombia señalaron que el impacto de las obras de infraestructura 4G ha sido menor al esperado, estos seguirán siendo una fuente de expansión relevante para nuestra economía.
Calculan que la ejecución de las 4G aportaría hasta 0,2% al crecimiento promedio anual del PIB en el próximo quinquenio.
Otro de los temas contemplados fue el crecimiento potencial de Colombia, que con anterioridad a 2014 era cercano a 4,4% anual, mientras que en la actualidad ronda el 3,3%.
Esto se explica por el impacto del choque petrolero sobre la inversión, el menor ritmo de crecimiento poblacional y de reducción en el desempleo y la continua caída de la productividad. Para recuperar un crecimiento potencial de 4,4% sería necesario que la inversión creciera 10% anual en el próximo lustro y que se materialicen avances sostenidos en la productividad.
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