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Con el incremento de las lluvias en todo el país y la pausa en las alzas del dólar, todo parece indicar que la inflación ha comenzado a ceder.
Sin embargo, este hecho no logrará percibirse sino hasta en los resultados del mes de mayo. Las previsiones de los analistas es que el Índice de Precios al Consumidor, IPC, que serán dados a conocer por el Dane el próximo viernes, es que se mantenga el ciclo alcista en el costo de vida pero con signos de empezar a ceder.
Este hecho fue confirmado por el presidente de la Bolsa Mercantil de Colombia, Francisco Estupiñán, quien manifestó que las familias colombianas comenzaron a sentir una reducción en los precios de los alimentos al cierre del mes de abril.
Dijo que el índice de precios agropecuarios en el cuarto mes del año registró un incremento del 0.27%, que es inferior en comparación con los meses anteriores del año en curso.
Explicó que esta situación se debe por el inicio de la temporada de lluvias que ha acelerado la recolección de algunas cosechas y por la fuerte revaluación del peso.
Sin embargo, el presidente de la Bolsa Mercantil de Colombia reconoció que el precio de la papa en abril subió un 13.11%, seguido del huevo con 12.16% y el frijol de soya nacional con un repunte del 11.18%.
Por su parte, los productos que han comenzado a ceder en su costo para los hogares están la arveja con una disminución del 12.67%, aceite de soya con un -9.17% y el arroz blanco nacional con una reducción del 6.49%.
Estupiñán consideró que en el segundo semestre del año la inflación en Colombia comenzará una curva descendente.
Las cifras
Por otra parte, los analistas consideran que en abril la inflación se ubicará en 8,1%. Por su parte, las expectativas de inflación para el cierre de 2016 se concentraron en 6,2% (0,20 puntos por encima del registro del mes anterior).
En cuanto a las expectativas de inflación para diciembre de 2017, éstas se situaron en un rango entre 3,6% y 5,5%, con 4,1% como respuesta mediana. En este mes el porcentaje de analistas encuestados que considera que la inflación para 2017 se ubicará en el rango meta del Banco de la República se reduce, al pasar de 58,1% en marzo a 41,9% en abril.
De otra parte, con su aumento de 50 puntos básicos en la tasa de intervención, el Emisor refleja un cambio en su función de reacción. Tradicionalmente las decisiones de política monetaria han respondido principalmente a las expectativas inflacionarias de mediano plazo.
Sin embargo, en esta ocasión se privilegió el comportamiento de la inflación observada, y en particular el dato del IPC de marzo. En otras palabras, con la decisión de hoy se busca contemporizar la magnitud de las alzas con la aceleración de la inflación de los últimos meses.
Intereses
Si la tasa repo real se calcula con base en las expectativas (consecuente con la función de reacción “tradicional” del Emisor) encontramos que la política se ha endurecido de forma pronunciada en los últimos meses. Por el contrario, si este indicador se calcula sobre la inflación observada (consecuente con el accionar de hoy) puede concluirse que no solo el tono actual de la política es ampliamente expansivo, sino también que el esfuerzo adicional requerido en materia de incrementos sería considerable.
Entre los argumentos del Emisor es que el fuerte incremento en los precios de los alimentos, así como la depreciación nominal y su transmisión parcial a los precios al consumidor siguen explicando en gran medida el aumento de la inflación. Pese a tratarse de choques temporales, la magnitud de la devaluación del peso y la fortaleza del fenómeno de El Niño han elevado el riesgo de una convergencia más lenta de la inflación a la meta, tanto por su impacto directo sobre los precios y las expectativas de inflación como por la activación de mecanismos de indexación.
Oferta
De otra parte, un análisis del Bancolombia señala que “la persistencia de los choques de oferta ha ocasionado la transmisión de la depreciación de la tasa de cambio a los precios finales. A pesar de que la magnitud de este fenómeno ha sido baja relativa a la variación del dólar desde finales de 2014, hemos estimado que se trata de un proceso de largo aliento, el cual seguramente persistirá durante lo que resta del año e incluso puede extenderse hasta 2017. Vale la pena recordar que en marzo la inflación anual de los bienes transables, grupo directamente afectado por esta transmisión, llegó a 7,38%, más del doble de lo observado hace un año. Además, hay indicios de que la devaluación también ha afectado a otros rubros del IPC, a través del incremento en los costos de los insumos productivos.
En sus argumentos para incrementar los intereses, el Banco de la República señaló que “los servicios públicos y las tarifas atadas al salario mínimo y la inflación observada también han contribuido a la inflación. Es importante considerar que el fenómeno de El Niño ha afectado los costos de la energía eléctrica, el gas domiciliario y el acueducto, lo que ha impulsado la inflación 12 meses de los bienes y servicios regulados hasta 7,24%. En este grupo también se reflejan los incrementos que han generado la inflación observada en 2015 (6,77%) y el último aumento del salario mínimo (7%), variaciones que están por encima del límite superior del rango meta del Banco”.
La tendencia
Con ello se disipa aún más la posibilidad de que la inflación converja al rango meta al cierre de este año. Las lecturas de los primeros meses del año llevaron a que en el primer trimestre la inflación acumulada llegara a 3,55%.
A esto hay que agregar que esperamos que en los próximos meses se mantenga la tendencia alcista, y que como resultado la inflación 12 meses esté por encima del 8% durante el segundo trimestre. En dichas circunstancias, pese a que mantenemos nuestra expectativa de que las variaciones de los precios se moderarían en la segunda mitad del año, nuestro anterior escenario base de 4,4% para el final de año es ahora improbable.