Viernes, 17 de Junio de 2016
La Asamblea de la OEA
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, había anunciado que la crisis de Venezuela no se iba a tratar en la 46ª Asamblea General que acaba de concluir en Santo Domingo.
Esa decisión era inviable porque resultaba inevitable que en cualquier foro hemisférico la crisis de Venezuela fuera objeto de deliberación, así ello, desde luego, no le guste al Gobierno del hermano país.
La canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, llegó acusando a Almagro de promover un golpe de estado en su país. Habrase visto semejante despropósito cuando quienes intentaron dar un golpe de estado contra el gobierno legítimo de la época fueron ellos.
“Los asuntos internos de Venezuela los dirimen los venezolanos”, dijo. Ello debería ser así en condiciones de normalidad democrática. Pero quieren que los demócratas de América Latina y el mundo no digan nada sobre un gobierno que criminaliza la oposición (a Leopoldo López lo llama el “monstruo de Ramo Verde”), que concentra todos los poderes, que bloquea a la prensa no amiga del régimen, que desconoce los poderes de la Asamblea Nacional, en contubernio con el Tribunal Supremo de Justicia, -pronosticándole pocos días de vida-, y que obstaculiza la realización del referendo revocatorio por todos los medios. Y todavía quiere el chavismo que la comunidad internacional no se pronuncie sobre la grave crisis interna que padece su país, dizque porque eso es intervencionismo.
“Somos víctimas de un bullying internacional”. Esa y otras son algunas de las desfachateces que utilizan las autoridades venezolanas como reacción desesperada ante la imposibilidad de ofrecer respuesta sobre las violaciones recurrentes a los derechos humanos y el proceso de desestabilización en que lamentablemente se encuentra esa nación.
Aumentan los disturbios y los saqueos por la escasez de alimentos y medicinas, en tanto el gobierno se da el lujo de rechazar la posibilidad de abrir un canal humanitario para el ingreso de tales productos. Es incomprensible.
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La respuesta del Eln
En respuesta a una carta de la periodista María Jimena Duzán, a propósito del secuestro de la también periodista Salud Hernández, el comandante del Eln, Nicolás Rodríguez, alias Gabino, dijo que “nunca hemos negado que por diversas razones hemos privado de la libertad algunas personas. Con pleno conocimiento de ello construimos con el Gobierno la Agenda conocida por la opinión, sin que esto hubiere sido una imposibilidad para acordarla”. Agregó que “somos conscientes que las retenciones debemos reducirlas al mínimo y, en lo posible, que nunca más ocurran”.
¿Reducir al mínimo el secuestro? Hay que recordarle al comandante del Eln que el oprobioso delito del secuestro es un crimen de guerra a la luz del estatuto de la CPI y que no hay que reducirlo sino proscribirlo como instrumento de lucha política en Colombia. En lo que va transcurrido de 2016 hemos visto cómo este grupo armado ilegal ha intensificado las hostilidades, en lugar de desescalar la confrontación para propiciar las condiciones y construir los espacios que sean necesarios y resulten indispensables para llegar a un acuerdo integral de paz con esta organización armada ilegal.