LA DISYUNTIVA DEL GOBIERNO
¿Habrá plebiscito?
ALGUNOS funcionarios del Estado le han dirigido sendas comunicaciones a la Corte Constitucional recordándole, a propósito de la revisión que le corresponde adelantar, que el Presidente tiene plenas competencias para negociar la paz y que la Constitución no le exige ninguna refrendación.
Esa afirmación, desde luego, es cierta. Pero el plebiscito no es para buscar esas facultades a través de la refrendación popular. Se trata es de promover un mecanismo- según se anuncia- que le dé legitimidad al acuerdo de paz, vale decir, que lo rodee del apoyo necesario para que tenga fuerza y, de esa manera, pueda comprometer al conjunto de la sociedad. En ello descansa la diferencia que existe entre los conceptos de legalidad y legitimidad democrática.
De esta suerte, entonces, se puede decir que ese no es el punto que está en discusión en la Corte. Pero al margen del carácter constitucional o no de la reforma que se le introdujo a la figura del plebiscito, se percibe en el ambiente que el Gobierno se encuentra en una disyuntiva frente a este tema.
Lo anterior, porque si no adopta un instrumento de refrendación, el costo político sería muy alto. Significa que el Gobierno asumiría exclusivamente la responsabilidad que implica la firma del acuerdo de paz y sus consecuentes desarrollos. Y si el plebiscito cuenta con el aval de la Corte, la preocupación que ahora surge es la de establecer si hay condiciones para que sea aprobado.
¿Qué pasaría en la eventualidad de que el resultado electoral le fuera adverso? Es lo que tendrá que aclarar la Corte Constitucional si le imparte su aprobación.
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¿Es el presidente Maduro colombiano?
Los medios de comunicación han informado que la Subcomisión de Asuntos Civiles de la Asamblea Legislativa de Venezuela se viene ocupando de la presunta nacionalidad colombiana del presidente Maduro. El punto es que, si así fuera, Nicolás Maduro no podía ser presidente de su país, de acuerdo con el Artículo 41 de la Constitución de la hermana república.
Este es un tema que se ha vuelto recurrente no solo en las tertulias de los cafetines, sino que ha atraído el interés de los medios de comunicación, de los círculos políticos de ambos países y sobre el cual ha habido mucha especulación. A diario se conocen versiones, hipótesis y conjeturas que no han demostrado ser veraces hasta este momento.
Por ello es recomendable que la Asamblea Legislativa se aproxime a este asunto con responsabilidad para no precipitarse a formular una acusación sin prueba creíble, sin el soporte correspondiente. Fue lo que hicieron algunos miembros del Copei en la primera aspiración presidencial de Carlos Andrés Pérez, en cuya campaña se puso a circular un documento apócrifo en donde figuraba el presidente Pérez como nacido en Colombia. Les salió mal la estrategia.
Lo que sí está demostrado es que Nicolás Maduro García, su padre, terminó el bachillerato en Ocaña en 1947. Y que Teresa de Jesús Moros, su madre, era una dama nacida en Cúcuta. Lo demás está por establecerse.