Venezuela retoma el sendero
FUE contundente la victoria de la oposición en Venezuela encabezada por la MUD en las elecciones legislativas al conquistar 112 curules de las 167 posibles, lo cual le permite consolidar la mayoría calificada en la Asamblea Nacional. Resultado que supera todos los cálculos y pronósticos que se habían hecho con base en los diferentes sondeos de opinión.
Ello demuestra el anhelo de cambio de los venezolanos, el clamor nacional por la necesidad de encontrar soluciones inmediatas a los problemas más urgentes de la población y la insatisfacción generalizada con el fracaso de la gestión de un régimen que se instaló hace 16 años en el poder y que en su balance presenta una economía que ahogó el sector productivo y envileció la capacidad adquisitiva de la moneda, con una inflación que supera el 200 por ciento. Lo anterior, unido al desabastecimiento de los productos básicos de la canasta familiar.
A una supuesta “guerra económica” atribuye Nicolás Maduro la estruendosa derrota. Muchos analistas de su país consideran que esa es una lectura equivocada de la realidad política y creen que la debacle electoral se debió a la ineficacia del modelo económico, a la inseguridad, a la corrupción y el despilfarro, a la restricción de las libertades públicas, a la reducción de los espacios democráticos, a la concentración de los poderes públicos en el Ejecutivo, a la persecución implacable contra los ciudadanos desafectos al gobierno, entre otros abusos y arbitrariedades que estaban convirtiendo a Venezuela en una autocracia y un Estado policiaco.
Era dable esperar que la derrota del PSUV abriera un espacio de reflexión para rectificar el rumbo del gobierno proponiendo una especie de cohabitación con el poder que va a concentrar la oposición en la Asamblea Nacional. Pero, después de reconocer el resultado, el presidente Maduro dijo que “no aceptará ninguna ley de amnistía,” que desde ya anuncia la oposición en busca de liberar a quienes considera “presos políticos” y de posibilitar el regreso de los venezolanos que se encuentran en el exterior.
Esta posición no permite hacer los mejores augurios de entendimiento entre el gobierno y la oposición. Si no hay voluntad de llegar a algún tipo de acuerdo, se viene un clima de confrontación institucional.
La realidad es que por vez primera el Ejecutivo en Venezuela tiene quien lo vigile. Y el legislativo podrá intervenir en la designación de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, de los órganos de control del Estado, del Consejo Electoral, entre otros altos funcionarios, que habían sido cooptados por el poder Ejecutivo.
Así las cosas, creemos que la principal tarea a que se aboca la nueva Asamblea Nacional Legislativa es la de garantizar la independencia de los poderes públicos. En suma, su responsabilidad básica es la de democratizar el país, trabajar por la agenda económica y social y superar los niveles de polarización a que se había llegado buscando que se respeten los derechos de todos los ciudadanos.
Las fuerzas de la oposición tienen que cohesionarse alrededor de los liderazgos que han surgido y saber responder a su responsabilidad histórica. La lucha continúa.