Volmar Pérez | El Nuevo Siglo
Viernes, 13 de Noviembre de 2015

GESTOS INAMISTOSOS

¿Y de la frontera qué?

Cuando se precipitó la crisis en la frontera con Venezuela el Gobierno nacional concentró sus esfuerzos en la atención de los colombianos que habían sido deportados del hermano país y tuvimos oportunidad de registrar la presencia de casi todos los representantes de los organismo que tienen a su cargo la ejecución de la política social. Y la verdad es que la atención en la etapa inicial fue oportuna, pero, parece haber disminuido el ritmo. Se requiere agilizar los procedimientos para encontrar oportunamente soluciones de vivienda y promover espacios en la fuerza laboral del país.

Desde la reunión de los presidentes Santos y Maduro en Quito en la que el último llegó con una agenda predeterminada para sujetar a ella la reapertura de la frontera, y luego del evento de La Habana, en el que se anunció el acuerdo sobre justicia transicional, la crisis de la frontera perdió interés mediático que, en ocasiones, es lo que mueve el accionar de ciertas entidades.

Las reuniones que se han celebrado entre representantes de ambos gobiernos no han arrojado un balance positivo. De paso se han adelantado en Caracas en medio del ambiente de hostilidad que allá se respira por parte de la militancia del partido de gobierno. Es como si los funcionarios de Colombia tuvieran que ir a rendir cuentas. La mejor demostración de que no se registra ningún avance significativo es que ahora el presidente Maduro anuncia que el cierre de la frontera podría durar dos años. 

En el entretanto continúa la hostilidad contra Colombia. El pasado 6 de noviembre, a través del canal VTV, bajo la denominación “conexión Cúcuta: ABC de la guerra económica”, se divulgó un documental descontextualizado en el que se presenta a esta ciudad como si fuera un refugio de delincuentes, con declaraciones de unos testigos acomodaticios y del Gobernador del Táchira, capitán Vielma Mora. La Cancillería debe tomar cartas en el asunto. El equipo de la embajada en Venezuela debe solicitar una rectificación a ese medio sobre la manera pérfida como se refirieron al crecimiento de Cúcuta. Esas son estratagemas para poder justificar los estados de excepción y los treinta mil hombres de la fuerza pública que han instalado en la línea fronteriza que, hasta el momento, no han capturado un solo delincuente.

El error tremendo que está cometiendo el Gobierno de Venezuela es creer que los problemas de la frontera solo vienen de Colombia. Nadie desconoce la presencia de grupos armados ilegales y de organizaciones delincuenciales que controlan el del negocio de la gasolina, el tráfico de narcóticos, entre otras actividades ilegales.  Por eso se mueven a un lado y otro de la zona de frontera.  Los de aquí tienen cómplices allá y, al revés, lo mismo.

De mantenerse el cierre indefinido de la frontera, que es una afrenta con pocos antecedentes en el mundo, las autoridades de Colombia deben revisar cuidadosamente sus relaciones con el gobierno de Nicolás Maduro, de quien solo recibimos agresiones y gestos inamistosos; además, no cree en los instrumentos del derecho internacional, en la cooperación y en las relaciones civilizadas entre los pueblos.