Víctor G. Ricardo | El Nuevo Siglo
Miércoles, 11 de Noviembre de 2015

 “Acercar el desarrollo de la ciudad al campo”

HAY QUE TECNIFICARLO

El sector agropecuario     

La  crisis que ha venido atravesando  el sector agropecuario colombiano es el resultado de la coexistencia de diversos factores, tanto de índole económica como social, tales como el desmonte de los instrumentos de apoyo a la producción, en otras oportunidades las altas tasas de interés, competencia desleal con productos provenientes de otros países con altos niveles de protección a la agricultura y la precaria infraestructura social y productiva.

Lo anterior se refleja en la baja rentabilidad del sector, en el aumento del riesgo de inversión en el campo, el incremento de desempleo rural, el alto éxodo campesino a las ciudades y a la violencia que han vivido nuestros campos a lo largo del conflicto armado,  la delincuencia común y la influencia del narcotráfico  en distintas zonas del país, creando una economía ficticia e influida por el deterioro de nuestros valores éticos y morales, además de la violación de los mínimos derechos de la vida humana.

Todo esto ha hecho que en las zonas rurales apartadas las personas que las habitan estén viviendo por debajo del umbral de pobreza, conformando la franja de economía campesina con bajo o casi nulo acceso a los medios de producción entre ellos la tierra; las dificultades de acceso al crédito, bajo nivel tecnológico y a mercados competitivos, haciéndola vulnerable a la explotación de cultivos ilícitos y a la influencia de las guerrillas. Adicionalmente, la demanda por tierra enfrenta una elevada concentración de la propiedad, especialmente en aquellas regiones donde se agudizó el conflicto a través de los años. Además de la ausencia de una política agraria de largo plazo, así como la falta de articulación institucional, son algunos de los factores que han incidido para que las acciones orientadas hacia lo rural no hayan tenido impacto significativo en la reducción de los índices de pobreza, abriéndose aún más la brecha entre el campo y la ciudad.

Acercar el desarrollo de la ciudad al campo es uno de los más importantes  aspectos de la construcción de la paz. A pesar de la crisis debe reconocerse en el sector, la capacidad para contribuir al crecimiento global de la economía, a la generación de empleo y su versatilidad en la generación de procesos de transformación con su correspondiente agregación de valor, así como el soporte fundamental a las políticas de seguridad alimentaria. El gran reto está en reducir el IDH (Índice de Desarrollo Humano) que sitúa a Colombia  en el puesto 12 de mayor desigualdad de ingreso entre 162 países según informe del 2014 del PNUD. Ese índice es en parte reflejo de la desigualdad de ingreso entre el campo y la ciudad. Si logramos tecnificar el sector agrario, establecer financiación adecuada, promover APP con participación accionaria campesina, los trabajadores de las zonas rurales no tendrán que salir del campo a la ciudad y también lograremos el regreso de muchos de ellos a la producción económica rural.