Víctor G. Ricardo | El Nuevo Siglo
Miércoles, 3 de Junio de 2015

MUNDO GLOBALIZADO

No hay paz mala

Han  pasado ya cerca de tres años del denominado proceso de paz del gobierno Santos. Cuando el Presidente anunció el inicio de las conversanciones la sociedad colombiana se llenó de optimismo al soñar con el fin del conflicto armado.  Sin embargo, esta mirada debe complementarse con la expectativa que genera un mundo que se globaliza rápido y cuyos estándares en las relaciones internaciones, económicas y políticas se unifican, también, a un ritmo acelerado.

La internacionalización del mundo ya no es solo comercial sino cultural y humana. Las nuevas exigencias a los empresarios y autoridades en el cumplimiento de derechos fundamentales, garantías sociales e inclusión social son irreversibles.

Bajo el contexto anterior el proceso de paz colombiano reviste una importancia única y estratégica. Si un país está en situación de pobreza extrema sus interlocutores internacionales serán las agencias de cooperación y ayuda; si el país es fuerte en política y economía sus interlocutores serán las potencias del mundo y si el país mantiene conflictos internos y fenómenos de violencia, sus interlocutores serán los organismos de ayuda humanitaria y resolución de conflictos. Ante este panorama la sociedad colombiana, en su conjunto debe escoger que camino recorrer y que tipo de interlocutor internacional quiere tener

Una sociedad en conflicto permanente, con ataques terroristas, enfrentamientos armados y noticias de crímenes de lesa humanidad no es bienvenida a los entornos del desarrollo internacional, en ese sentido las relaciones internacionales se parecen a los vecindarios de las ciudades en donde es mejor tener distantes a los vecinos problemáticos.

Los Estados occidentales contemporáneos han construido la institucionalidad vigente sobre las cenizas del terror y la guerra, el mundo cumple tan solo 70 años en paz desde la culminación de la II Guerra Mundial y no ve con buenos ojos a los pueblos violentos e intolerantes. La comunidad internacional crea permanentemente instrumentos de intervención para garantizar la convivencia pacífica y ofrecerle al mundo entornos de prosperidad, igualdad de oportunidades y derechos y desarrollo personal y comunitario. Si Colombia aspira ganar un espacio en la discusión de una agenda global, si el interés de su dirigencia es hacer parte de las decisiones geopolíticas del continente y ejercer el rol de potencia medio que hoy ostenta tendrá que superar la violencia, vencer la resistencia de los grupos extremos que se empecinan en mantenerse en pie de guerra. Su decisión no es una demostración de debilidad, es una decisión para alcanzar el desarrollo.