Vicente Torrijos R. | El Nuevo Siglo
Martes, 22 de Septiembre de 2015

PLANETARIO

L.L.L. (I)

Esta  columna se titula ‘Libertad para Leopoldo López’.  Es una contribución a la democracia en Venezuela y una voz en procura de las libertades públicas e individuales en ese país.

También es una manifestación del compromiso hemisférico que nos liga como defensores del pluralismo a la Carta Democrática Interamericana adoptada por la OEA en 2001.

Y por último, es un antídoto contra la propagación de la tiranía. Ahora que están proliferando las leyes habilitantes enmascaradas en facultades extraordinarias, la voz de Leopoldo López ha de servir no solo como advertencia sino como punta de lanza para evitar la refundación del Estado por parte del terrorismo y sus complacientes contertulios.

Eso significa que esta columna, y las de las próximas dos semanas, se compartirán con el preso político de Ramo Verde para que sea su propia voz la que nos ayude a entender por qué es tan importante la acción preventiva en defensa de los valores de la democracia occidental.

He aquí, pues, la carta que su valiente esposa, Lilian Tintori, dio a conocer hace pocos días, justo cuando a él se le impuso la condena de 13 años y 9 días de prisión.

“El que se cansa pierde … ¡Y yo nunca me voy a cansar de luchar por Venezuela!

Venezolanos: Hace más de un año, cuando supe que la elite corrupta que gobierna a Venezuela había ordenado meterme preso con la vana intención de que yo abandonara el país, no dudé un solo segundo en dar un paso al frente para darle la cara a la dictadura y enfrentar el juicio infame que se me estaba planteando. Esa decisión la tomé plenamente consciente de a qué me estaba enfrentando y de cuáles eran las consecuencias.

Por eso hoy, cuando he sido condenado por la infamia y la mentira deuna elite que no tiene escrúpulos cuando de defender sus groseros privilegios se trata, quiero decirles que no me arrepiento en lo más mínimo de la decisión que tomé. Y no me arrepiento por una razón muy sencilla y poderosa. Las grandes causas ameritan grandes sacrificios.

Yo estoy convencido de la bondad de nuestra causa que no es otra que la liberación de todo un pueblo que hoy sufre las dolorosas consecuencias de un modelo que fracasó en lo económico, en lo político y en lo social. Una causa justa y democrática que busca una Venezuela de Paz, de Bienestar y de Progreso”.

Continuará.