Asistencia unificada (III)
Para decirlo sin ambages, todo este dispositivo contra el virus del ébola es, en perspectiva, una antesala de las gigantescas ofensivas globales que se lanzarán próximamente contra toda suerte de amenazas entrelazadas.
Por ejemplo, la dirección general de la operación ‘Asistencia Unificada’ estará a cargo del Comando Norteamericano en África (Africom), y la sede será Monrovia (Liberia), de tal modo que la coordinación con los gobiernos casi fallidos no solo será traumática sino indispensable para extender las acciones en el área, contando, por supuesto, con la valiosa experiencia senegalesa, donde se ha podido refrenar al microorganismo y en cuyo territorio será instalada la base de alcance intermedio de Dakar.
Por otra parte será insoslayable la cooperación entre Washington y Madrid para usar adecuadamente las bases andaluzas de Rota (Cádiz) y Morón de la Frontera (Sevilla), de hecho, vinculadas a la mencionada guerra contra la organización ‘Estado Islámico’ y sus cómplices.
Asimismo, tendrá que darse un entendimiento absoluto con las iniciativas propias de Naciones Unidas (Unhas), cuyos aviones necesitan cuanto antes el aeropuerto de Las Palmas de Gran Canaria y la base militar de Gando para hacer el puente aéreo rumbo a Guinea, Liberia y Sierra Leona.
Dicho de otro modo, este triángulo entre los EE.UU., los países africanos y España, solo tendrá sentido si la Organización Mundial de la Salud monitorea eficazmente los avances y limitaciones de la ofensiva y si cada país, en particular, se empeña en ejercer los controles necesarios que, como se ha visto, no han sido suficientes ni en el Carlos III de Alcorcón, ni en el Presbiteriano de Dallas.
Tal como ha podido comprobarse, ni la producción de vacunas es tan rápida como se esperaba, ni los trajes, ni los protocolos, ni la respuesta inmediata del Centro de Control de Enfermedades de los EE.UU. eran tan sofisticados e infalibles como parecía.
En definitiva, la operación Asistencia Unificada solo será exitosa y será útil en la historia de las relaciones internacionales si hace gala de su propio nombre y, más allá del asistencialismo, alcanza, precisamente, la unificación de criterios y repertorios para el tratamiento de las pandemias que, en el futuro, requerirán de un compromiso tan costoso, rotundo y persistente como el que se ha asumido hoy contra el ébola o el terrorismo del ‘Estado Islámico’.