PLANETARIO
Escuelas
Más allá de negociaciones salariales, pujas ministeriales y malabares políticos entre unos ministerios y otros, lo verdaderamente importante es el concepto educativo.
El ‘concepto educativo’ es aquella definición cualitativa que genera una identidad clara, saludable y compartida por los diferentes sectores que componen el entorno escolar. En otras palabras, identidad y comunidad. Comunidad educativa. Espíritu transformador.
En Bangladesh, por ejemplo, hay muchas inundaciones. Entonces la comunidad se ha asociado para fundar escuelas-barcos que disponen de conexión electrónica y van de puerto en puerto, recogiendo muchachos, fortaleciendo el tejido social de 70 mil alumnos, compartiendo conocimientos sin situarse en un punto fijo. Navegando. Literalmente, navegando.
En Bogotá, estudiantes del claustro rosarista motivan a sus profesores para que salgan a las plazoletas y compartan su conocimiento con la gente en un diálogo abierto que se nutre de experiencias cotidianas, poniendo a prueba los sílabos y la sensibilidad ciudadana, descubriendo así nuevos e insospechados debates, propios de una sociedad convulsa (¿ cultura de paz ?).
En la Escuela Libre de Brooklyn, los estudiantes se dividen en dos grandes grupos: de 4 a 11, y de 11 a 18 años. Con un sereno sentido de libertad y responsabilidad, ellos deciden qué clases prefieren, a cuáles asisten, bajo qué normas de conducta, y los maestros les ayudan a repensar su propia obra, abriendo canales para reflexionar sobre su vida en sociedad: criterios alimentarios, autocuidado de la salud, la televisión que se consume, el cibermatoneo, o el liderazgo político auto-gestionado.
En la India, la profesora Inderjit Khurana observó que muchos niños mendigos se arremolinaban en las estaciones de tren, así que emprendió un atractivo proyecto de escuelas en las estaciones que ofrece alternativas prácticas para que 4 mil participantes mejoren sus condiciones de vida y generen ideas emprendedoras.
Y los 8 colegios de jesuitas de Cataluña (como las escuelas del modelo Vittra, en Estocolmo) han puesto a sus 13 mil alumnos a trabajar en torno de proyectos conjuntos y eminentemente prácticos, de tal forma que han eliminado asignaturas y exámenes, flexibilizando por completo los horarios y derribando paredes para abrir espacios de trabajo con el auxilio de nuevas tecnologías, algo que, guardadas las proporciones, se parece mucho a la humilde pero emprendedora escuela de la cueva de Zhongdong, en Ghizou, China, con 200 alumnos ansiosos de comprender mejor la realidad … ¡desde esa gruta de 230 metros de largo, 115 de ancho y 50 de alto!