VICENTE TORRIJOS R. | El Nuevo Siglo
Lunes, 13 de Mayo de 2013

Los Herodes

Nos  recuerda el Papa Francisco que, por desgracia, en todas las épocas existen Herodes que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre. Ante el excesivo mal que han cometido, ellos pueden pensar que son irredimibles, pero lo cierto es que Dios les dice: No te condeno; vete, pero de ahora en adelante ya no peques más.

Eso significa que "Dios nunca está lejos, y que si volvemos, está listo para abrazarnos porque ... no hay situaciones que no pueda cambiar ni pecado que no pueda perdonar cuando nos abrimos a Él". En la práctica, eso es maravilloso y esperanzador. Pero no es tan fácil, porque la misericordia no presupone impunidad. 

Y Su Santidad lo deja muy claro : "Si acojo su amor, estoy salvado ; pero si lo rechazo, me condeno, no por Él, sino por mí mismo, ya que Dios no condena: Él solo ama y salva”. 

Para ponerlo en términos muy simples, uno puede perdonar hasta al más sanguinario de los terroristas, " ... pero el perdón sólo le llega al otro cuando se arrepiente y repara, es decir, ese perdón sólo se hace efectivo cuando el otro está arrepentido y quiere reparar lo que hizo. Uno no puede decir 'te perdono y aquí no pasó nada'. ¿Qué habría pasado si se hubiera adoptado esa actitud con los jerarcas nazis? La reparación fue la horca para muchos de ellos; para otros fue la cárcel".

Por eso, el Santo Padre les habla muy claramente a los Herodes de todos los tiempos, a los de Tlaxcala, el Caguán o La Habana: la paz "es el fruto de la victoria del amor de Dios sobre el mal: es el fruto del perdón. La verdadera paz, la paz profunda, viene de vivir la experiencia de la misericordia de Dios". 

En resumen, Francisco nos recuerda que "una cosa es dar el perdón y otra es tener la capacidad de recibirlo" porque, al fin y al cabo, hay que "tener vergüenza de lo malo que hemos hecho. El que no tiene vergüenza, pierde la última salvaguarda que lo puede contener en su tropelía ... y (a pesar de lo que está de moda) ... ¡Jesús en esto no negocia!".