Para mí la política es lo que para Borges era la literatura: “un sueño dirigido”. Por eso considero que no hay que ser uribista para intentar imaginarse una nación sin uribismo y de allí sacar algunas conjeturas.
Imagínense ustedes un país conservador sin partido conservador; con un partido liberal carente de mentes liberales y un centro político inexistente o, peor aún, cooptado por una izquierda caudillista, urbana, moderna y no menos amante de la guerra de clases, mentirosa y mezquina como la más temible izquierda radical.
Nos queda, eso sí, un espectro político plagado de notorios liderazgos socialistas y socialdemócratas enquistados en todas las ramas y órganos del poder público como, también, en foros sociales, académicos, periodísticos y comunitarios.
¿Qué tan saludable será para la democracia colombiana verse abocada a elegir únicamente y exclusivamente entre el socialismo y la socialdemocracia? ¿Qué tan conveniente resulta para el sistema democrático desproveerse de los pensamientos liberales y conservadores? ¿Realmente consideran plausible y positivo acabar con la única colectividad que defiende genuinamente el Estado de Derecho, las virtudes republicanas, las libertades personales, la iniciativa privada y el crecimiento económico con equidad y sostenibilidad?
¿Con qué eficaz voz podrán contar nuestras gentes para hacerle frente a las doctrinas del Foro de Sao Pablo en nuestros pagos? ¿Quiénes podrán levantar autorizado grito para defender al sector productivo y a la economía de mercado de las fauces intervencionistas de un Estado devorador y absolutista? ¿A quién podrá acudir la mayoría de los colombianos que con fervoroso ánimo se opusieron a unos ilegítimos acuerdos entre los más temibles genocidas y el gobierno del expresidente Santos?
¿Dejaremos sembrada la semilla del desconsuelo entre nuestras juventudes enseñándoles que todo tiempo pasado fue desastroso, que todo mal que nos aqueja es culpa de otros, ellos sí, siempre despiadados y malévolos, cuya génesis se puede remontar a una conquista igualmente cruel y calamitosa?
No veo en el horizonte una colectividad que pueda defender con la eficacia necesaria a los empresarios, comerciantes, industriales, terratenientes, ganaderos, agricultores etc… frente a las constantes embestidas de quienes los consideran los enemigos de la igualdad material. Lo que si veo es un desierto en las plazas laborales, una fuga inconmensurable de capitales, una inseguridad jurídica que conlleva a descreer y NO invertir en Colombia; un torbellino de hechos, datos e información que desconcierta y que pone a la vida, la honra y los bienes de las personas en escandaloso nivel de peligro y sabotaje.
@rpombocajiao
*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI