Un despropósito | El Nuevo Siglo
Lunes, 26 de Abril de 2021

Cuando el mundo se las ingenió por la comunicación virtual o la virtualidad como un escenario para muchas cosas, en especial para acceder a la información y opinar sobre ella en tiempo real, resulta bastante contradictorio que ahora no se tenga la mínima imaginación para hacer uso de los medios virtuales y llevar una protesta contra medidas del gobierno, en pleno tercer pico de la pandemia.

No resulta solidariamente entendible el llamado al paro cuando muchas regiones y ciudades han decretado toque de queda, cuarentenas estrictas que impiden a la población salir a la calle -con el objeto de evitar el contagio y un posible colapso en hospitales y en sus unidades de cuidado intensivo- y convocar, en el espacio semi libre de pico y cédula, a una ¡manifestación nacional con puntos de encuentro en las calles camino a las plazas principales!

Da la impresión que, pase lo que pase, se llama al paro porque quedaron truncadas las intenciones del indefinido, de noviembre de 2019, anterior a la pandemia. Como se insistió en aquel momento una lista de cien peticiones de por sí dispersaba sus principales propósitos.

No es posible que esta convocatoria no se analice en su grado de oportunidad y beneficio, cuando por otro lado se atribuye estar pensando en los demás, siendo el mayor descontento el covid, donde la mayor esperanza está en superarlo. 

Francisco Maltés, presidente de la CUT, dijo en entrevista a El Nuevo Siglo, que el tema de conveniencia no dependía de ellos sino de la irresponsabilidad del gobierno al presentar la reforma tributaria, que no es el único tema.  Por favor, es una aglomeración en toda su envergadura.

Claramente la Constitución alberga la posibilidad de “reunirse y manifestarse pública y pacíficamente” pero estamos en situación extraordinaria donde muchos de los derechos están limitados por cuenta de la emergencia sanitaria. Ahora la imaginación se quedó corta, en el furor de la virtualidad como opción.

Si la voluntad fuera otra, las centrales obreras y los distintos convocantes, bien podían organizar la movilización por redes sociales e incluso por otros medios escritos. Más un espíritu político los sacude.

Temas de descontento serán muchos y se aducen el desempleo, la renta básica, la informalidad, que se suman al centenar de propuestas del 21 de noviembre de 2019, y no son de solución inmediata, que bien pueden contar con la concertación en el llamado diálogo social.

Ante la duda, abstente, se aduce cuando no se sabe con certeza la conveniencia de una decisión. En el aquí y el ahora, la manifestación en las calles claramente es un despropósito, invita a la aglomeración y a caldear los ánimos. Por fuera de los motivos electorales, la solidaridad está en juego y el mundo del internet está a sus manos.

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

atisbosmariaelisa@gmail.com