Van 18 años de deterioro progresivo en la nación más rica del continente. Después de los países árabes, el suelo venezolano contiene la mayor reserva petrolífera del mundo. Sin embargo al pueblo le ha tocado recurrir a la obligada miseria de buscar sus alimentos en las basuras. A ese extremo los llevó la revolución bolivariana encabezad por su líder Hugo Chávez, secundado por el inútil, ignorante y soberbio Nicolás Maduro que irresponsablemente está sometiendo a los venezolanos a una crisis sin precedentes en ese país.
Van 120 días de protestas indefinidas en las calles, paralizando al comercio, al transito vehicular, al aparato público, a los colegios y universidades, cobrando un centenar de muertos y miles de heridos. Hospitales sin medicina, farmacias y supermercados vacíos, inseguridad irreductible es el desolador panorama de un pueblo que no resiste más la miseria obligada impuesta por un régimen totalitario irrespetuoso de los derechos humanos y en especial de la vida.
Pero frente a esta herencia del socialismo del siglo XXI idea del nefasto Chávez, la valiente oposición respaldada por mas del 70% de pueblo venezolano realizó un plebiscito donde unos siete millones y medio de ciudadanos votaron su rechazo a la Constituyente que presenta Maduro para perpetuarse en el poder. El 99% de quienes acudieron a las urnas le dijeron no al dictador.
Los Estados Unidos y la Unión Europea anunciaron severas sanciones al régimen si insiste en llevar a cabo esa absurda iniciativa y la OEA como Unasur se encuentran en expectativa a lo que suceda en este mes, de la misma manera las Naciones Unidas. De tal forma que ese bloqueo internacional e institucional que se viene para Venezuela junto al clamor del valiente pueblo, llevarán a la caída inminente del dictador Maduro, pero existe la preocupación que el aparato militar que respalda al régimen imponga un gobierno de facto del mismo corte chavista prolongando mas la agonía de ese país.
Solo queda el valor patrio del pueblo, en ellos recae el futuro de esa rica nación. Unas nuevas elecciones es lo que piden, que les den la oportunidad de señalar su nuevo futuro. Venezuela tiene mucho para reconstruirse y aprender de esa nefasta experiencia que ha sido toda una dolorosa tragedia.
Pero al lado de nuestro hermano país está el espejo de algo que no es ajeno a Colombia, vientos de izquierda extrema soplan por nuestro cielo, pero no aquellos de la izquierda democrática sino los extremistas, los populistas demagogos los que sueñan con convertirnos en una Venezuela para adueñarse del país poniéndolo al servicio de Cuba y de la mas vasta corrupción que se haya conocido en la historia reciente. Veamos pues con conciencia el panorama que nos asoma y utilicemos nuestro poder del voto para no permitir que aventuras populistas conquisten la voluntad de nuestro pueblo.