“Anunció compromiso con libertad religiosa y causas próvida”
Varias paradojas saltaron a la vista con la elección de Donald Trump. No es sino caer en la cuenta en que un multimillonario logró mostrarse como el salvador de los estadounidenses excluidos y humillados y que un hombre que no frecuenta ninguna iglesia se erigió como defensor de la libertad religiosa. En fin, por ahora lo único claro es que estamos frente a un político suficientemente imprevisible como para atreverse a pronosticar sus ejes de actuación incluyendo los temas que interesan a los católicos, en los mismos que hubo convergencias y divergencias durante la campaña presidencial
En dicha campaña marcó sus diferencias con Hillary Clinton presentándose como un defensor de la libertad religiosa frente a las imposiciones sobre instituciones católicas dictadas por la Administración Obama y que seguirían bajo Clinton. En un típico gesto electoral hacia los católicos, Trump anunció- en carta a los líderes católicos- su compromiso de apoyar la libertad religiosa, las causas provida y la libertad de enseñanza: “Soy, y seguiré siendo, provida. Defenderé vuestras libertades religiosas y el derecho a una completa y libre práctica de vuestra religión, tanto para los individuos, como para los propietarios de negocios y para las instituciones académicas”.
También manifestó que anularía las imposiciones que, en aplicación de la reforma sanitaria, han pretendido obligar a instituciones religiosas a cubrir en el seguro de empleados los anticonceptivos y el aborto: “Daré absoluta certeza de que órdenes religiosas como las Hermanitas de los Pobres no serán hostigadas por el gobierno federal a causa de sus creencias religiosas”. En cuanto a la educación, aclaró que protegería la libertad de elección de escuela y el derecho a la educación en casa. Y sobre el Tribunal Supremo, propuso nombrar jueces “que interpreten estrictamente la Constitución y no legislen desde el estrado”.
Y como era de esperarse, no mencionó otros temas en los que sus posturas chocan con las defendidas por la Santa Sede y los obispos norteamericanos: inmigración, lucha contra el cambio climático, criminalidad, políticas contra la pobreza etc. Hay que recordar que Trump criticó al Papa Francisco a propósito de los inmigrantes.
Por su parte el presidente de la Conferencia episcopal estadounidense, le escribió a Trump diciendo que “desean trabajar con el presiente electo en la protección de la vida humana desde su origen más vulnerable a su fin natural”, señalando al mismo tiempo el tema de la inmigración donde hay menos convergencia: “…estamos firmemente decididos a que nuestros hermanos y hermanas inmigrantes y refugiados sean acogidos con humanidad, sin comprometer nuestra seguridad”. Finalmente mencionó el compromiso de la nueva administración en materia de libertad religiosa en el país, “…asegurando que las personas de cualquier confesión son libres para proclamar y configurar sus vidas en torno a la verdad sobre hombre y mujer, y el especial vínculo matrimonial que pueden establecer”.