La dinámica del mundo es implacable, lo que ayer fue, hoy no es; todo pasa, poco queda. Esta premisa encierra realidades de vida, estamos viviendo un cambio, la pandemia que azota al mundo no es otra cosa que una transformación en el proceder, los hábitos, esperanzas e ilusiones.
Cambió la manera de vivir, trabajar, divertirse, de emprender, hacer deporte y negocios. Hoy la familia vuelve a tener importancia, aquellos acostumbrados a salir a trabajar de siete de la mañana a nueve de la noche, sin saber que sucedía durante el dia en su hogar, hoy comparten con su conyugue e hijos las 24 horas del día. Trabajan desde su casa, sin reuniones presenciales, pues aplicaciones como zoom o meet son sus salas de juntas.
Pero también sucede en los negocios, marcas que han hecho parte de la vida de varias generaciones, desaparecieron y otras desaparecerán o se fusionarán, surgen nuevas iniciativas. La virtualidad llegó para quedarse un tiempo largo, pero también pasará y la presencialidad regresará. La vida es como una tómbola, gira y gira. Quienes gobernaron ayer, están olvidados y los que gobiernan hoy serán olvidados. La historia a las nuevas generaciones no les dice nada, les interesa el aquí y el ahora. Aquellos boleros románticos que nos enamoraron son ruidos con letras sin sentido para la juventud actual.
Es una realidad presente, así es y ha sido en el devenir de la humanidad, todo pasa, poco queda. Pero aún con todo eso, la vida es bella, porque nos brinda oportunidades maravillosas, bien sea a quienes pudimos viajar y conocer el mundo, sintiéndolo en pellejo propio o para aquellos que lo recorren actualmente en la realidad virtual con vivencias sorprendentes. Degustar una buena cena en un elegante restaurante ha sido la delicia, hoy esa misma cena se puede disfrutar estando en casa gracias al servicio domiciliario y empaque al vacío. Desde luego, no es igual, los patrones cambian, pero la vida continúa.
Entre leer un libro o ver una buena película, esto último se está imponiendo. Netflix, YouTube y otras plataformas de cine y video con sus series, son los teatros de ayer. Google es la más grande biblioteca jamás vista, ahí se encuentra absolutamente todo. La fe religiosa en su esencia no cambiará, las practicas se actualizarán, la misa y culto virtual no reemplazará la presencial.