“Salario básico, pero ojo a acaparadores”
El cable con alta tensión de corriente en producción y consumo, siempre en comienzo de año, eleva potencia en precios, tarifas y costos generales que golpean bolsillos y carteras del ciudadano común.
El salario básico, de 980 mil 657 pesos, incluido auxilio de transporte, es luz roja para los consumidores, calentada con afán desbordado de especuladores de oficio, expertos en aumentar precios en canasta de consumo, productos procesados, medicamentos, y tarifas en transporte de carga y pasajeros.
Oportuno advertir que los especuladores, socios de los acaparadores, son protagonistas de ambos delitos que se extienden por ciudades, municipios de característica mediana, poblaciones y zonas veredales.
“Meten miedo, diciendo que todo sube en el nuevo año”, dice la ciudadanía, enfrentada año a año, ante los operadores en el trasfondo del supuesto comercio de quienes encuentran negocio con engaño.
“Que eso sucede en todas partes del mundo”, dirán expertos económicos y no pocos ciudadanos. Otra cosa es la maña de bandas de acaparadores de alimentos y bebidas, en barrios y poblaciones periféricas a ciudades grandes.
75 por ciento de países reconocidos por el Plan Mundial de Alimentos y Productos Preferentes, impulsado por Naciones Unidas recomienda control para distribución y venta de los mencionados. El desborde alcista lo define como delito.
Durante años se ha atribuido a autoridades municipales el control de precios por temporadas, como la actual; sin embargo, el negocio fraudulento funciona escondido por los mismos acaparadores y especuladores con depósito propio.
También se infiltra narcotráfico, contrabando y falsificación, modalidad disimulada con algunos productos envasados; Es fenómeno de vieja data que puede ser detectado, si juega papel la presencia estatal.
Hay implícito reclamo para que actúen las superintendencias de Industria, Comercio y Salud, y las que sean necesarias; cuando lo han hecho, generan resultados de valor, al detectar falsificación y pésima calidad de algunos productos de belleza.
Es principio exigente para el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo que, en representación de Gobierno, debe precisar el ideario, para proteger consumo e imponer efectivo control de calidad en productos nacionales y extranjeros ofrecidos en el país.
Este Enfoque Abierto mira con preocupación el viejo vicio que, tienen especuladores y acaparadores para presionar alzas incrustadas con mentiras atribuidas injustamente, a algunos productores y a distribuidores.
Así abrió camino desbordar los precios al consumidor, atribuyéndole la carga al salario básico, como se debe llamar, porque decirle mínimo, es expresión más humillante, que una limosna.
Que rija el decreto de Gobierno o se rectifiquen porcentajes. Pero el debate contra el salario fijado no lo aguantará la ciudadanía, con más pedreas. Así es Colombia revuelta, unos protestan, otros, especulan con cara de robo.