Si por allá llueve… | El Nuevo Siglo
Miércoles, 16 de Enero de 2019

…por aquí no escampa. La filosofía popular es una síntesis de las experiencias del pueblo, que se resumen en frases elementales y comprensibles. Es la diferencia con el leguaje que utilizan los pedantes pensadores que se expresan en términos ininteligibles, movidos por el interés de deslumbrar; algo parecido al vocabulario de los economistas, cuando lo hacen para justificar los intereses de los ricos o del gobierno.

Esta mención viene a cuento por el episodio registrado con motivo del nombramiento de Joseph MacManus como embajador de los Estados Unidos en Colombia,  en septiembre de 2017 y que aún no se ha cumplido por la oposición que en el Senado del imperio al nombramiento de este postulado se le hace. Es curiosa dilación que retarda cumplir la función encargada y el retiro del actual diplomático, Whitaker, quien ya empacó maletas.

La historia de la representación diplomática no es de vieja data. En la antigüedad, en la polis griega, se le reconoció a un extranjero la protección de sus paisanos y con el paso del tiempo esta representación la reguló el derecho internacional público. El derecho de recibir y de enviar agentes diplomáticos es una manifestación de soberanía.

Los embajadores, hoy por hoy, son los voceros del Jefe de Estado, de tal manera que todo lo que expresen en su oficio, se supone, es respaldado por él o compartido. Por eso causó desconcierto la manifestación del embajador Francisco Santos en el caso de  Andrés Felipe Arias y desacreditada por el Juez Federal de Miami, James Lawrence, que afirmó que esa manifestación “no fue una postura oficial del gobierno de Iván Duque” y que Uribe Vélez no es representante  del gobierno y por eso no lo atendió.

Pues bien, el gobierno colombiano ha designado como embajadora de Colombia en la República de Egipto a la señora Ana Milena Muñoz, suegra del señor David Barguil, senador conservador, de origen árabe; “partner” del Dux Iván y tal y como sucede con el caso atrás mencionado, respecto a los EE.UU., en este nombramiento  las objeciones que  se hacen son muchas, pues se trata de la esposa del “revolcador” Gaviria, dizque director del partido liberal. Al señor MacManus lo sindican por ser amigo de la esposa del ex presidente Clinton, doña Hillary,  excandidata demócrata, rival de Trump.

Por supuesto que el “beneplácito” por parte de los estados receptores, artículo 4 de la Convención de Viena, ha sido expresado con complacencia, pues las críticas son en el estado acreditante. En el caso del señor “Mac” la oposición es de los contradictores del señor “Donald” - no estoy aludiendo a las hamburguesas- que no quieren alcahuetearle estas “obleas”. En el caso de Colombia, la crítica es relacionada con la “mermelada” que se supone se brinda para obtener simpatías de parte y parte: del esposo y del yerno, voceros, cada uno,  del partido liberal y del  conservador.