La Transición Energética es una decisión de Estado que se inició en el gobierno del presidente Álvaro Uribe con el primer parque eólico, Jepirachi en la Guajira, pasando por la aprobación de la Ley 1725 de 2014 en el gobierno Santos, y generando avances significativos que fueron reconocidos en la COP 26, como la Ley de Transición Energética, la Ley de Cambio Climático y la Hoja de Ruta del Hidrógeno en el país liderada por el presidente Duque, lo que significa que ni Petro, ni sus fanáticos ministros están descubriendo algo nuevo.
La constante ha sido avanzar con la Transición Energética de la mano de la Seguridad Energética. Parte de esta Transición es dar complementariedad a los recursos hídricos por la exposición de efectos climáticos como el fenómeno de El Niño con más fuentes de energías renovables, así como seguir aprovechando los recursos no renovables que en su mayoría son exportados y buscan cerrar brechas energéticas con el gas natural en el mercado doméstico.
Lo he manifestado: la Transición Energética está en cuidados intensivos. La apuesta del actual Gobierno no está avanzando en los frentes de adicionar energía renovable. Quieren dejar de explorar y explotar recursos no renovables y al parecer pretenden que nuestro país dependa de países como Venezuela, decisión que generaría una gran afectación económica en materia fiscal y de balanza comercial. El plan de Petro no es proteger al mundo del cambio climático, sino destruir a Colombia.
Si importamos gas desde Venezuela, la factura para estratos 1,2 y 3 aumentaría hasta cinco veces; no podemos olvidar que en Colombia 37 millones de ciudadanos consumimos el gas que producimos y que el 67% son estratos bajos. La pregunta para el presidente Petro es ¿cómo sustituir el 54% de las exportaciones que dependen del petróleo y el carbón?
El gobierno del “cambio” tiene en riesgo la Transición Energética: la Creg está desmantelada y en el Plan Nacional de Desarrollo aumentaron las transferencias del 1% al 6% para los proyectos de energías renovables no convencionales. Además, la inseguridad jurídica está generando parálisis de los proyectos eólicos y solares, Enel suspendió la construcción de uno de los parques eólicos más importantes del sector y otras empresas han tomado la decisión de desmontar proyectos similares en el país.
No se puede desconocer que el sector minero energético genera 500 mil empleos directos en el país, fondea el Sistema General de Regalías, que es fundamental para la construcción de colegios, vías, parques y que, además, financia proyectos ambientales, de ciencia, tecnología e innovación.
De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad Nacional y Acolgen, para el cual el equipo investigativo tomó la información de proyecciones a futuro de la Upme, se estiman crecimientos entre el 2,2% y el 3,4% anualmente. Hoy el consumo real está creciendo por encima del 5%, es decir, el doble de esa proyección, lo que representa un reto aún mayor para el mercado, porque de mantener ese ritmo, el sistema no estaría preparado para atender a todos los colombianos.
Presidente Petro, no permita que la Transición Energética fracase, no someta a los colombianos a un apagón, a quemar más leña y a depender energéticamente de otro país. No debilite a Ecopetrol, la empresa más importante de los colombianos.
Lamentablemente hoy los colombianos estamos viendo las consecuencias del decrecimiento al que están dedicados en el gobierno nacional. Ojalá no dejen perder el país, aunque como vamos, el resultado no será el mejor.
*Segundo vicepresidente de la Cámara de Representantes