SAMUEL HOYOS MEJÍA | El Nuevo Siglo
Sábado, 10 de Noviembre de 2012

Víctimas de segunda

 

Colombia es un país desigual, no solo en oportunidades e ingresos, también en el trato que da a sus victimas. Acá parece que solo son victimas los de la UP, y aunque a muchos los mataron por matones y a otros por decir cosas incómodas, ¿cuantas veces nos los han cobrado? En este país solo son atroces los crímenes del paramilitarismo y solo condenan a los militares.

¿Pero las otras victimas, las de la guerrilla? Esas victimas invisibles por el cinismo de sus victimarios y por los cálculos de un gobierno, que les cree mas a las Farc que a sus víctimas. Ya no vemos las intervenciones de algunos congresistas (Cepeda, Córdoba, Rivera, etc.) que hablaban, y no siempre sin razón, de las victimas de Estado. Esos congresistas que le hacen el trabajo político al Alvear Restrepo, para ganarse una comisión y deslegitimar la institucionalidad, ahora guardan absoluto silencio frente a las victimas de las Farc. Es que hay veces impresiona su coincidencia, en discurso y agenda, con el grupo terrorista.  Pero no resulta extraño.

En cambio, si preocupa la actitud del gobierno al desconocerlas y al aceptar que sean el último punto en la agenda de paz. En la mesa no están representadas y, como bien lo dijo Sigifredo López, “solo las victimas pueden perdonar”. En este proceso las victimas son un estorbo, sin ellas la impunidad no tendría dolientes. Creo que el peor error del gobierno es permitir que se sigan burlando de las victimas y no exigir para ellas el perdón, eso lo convierte en victimario de las victimas y, tarde o temprano, le significará el desencanto de la sociedad frente a la negociación.

En Colombia hay victimas de primera y de segunda categoría, las de las Farc son de segunda y, lo más grave, bajo la anuencia del gobierno. No importa si a los contribuyentes nos toca pagar su indemnización, aunque no les hayamos hecho nada; no importa si el Alvear Restrepo se gana una fortuna a costa de su dolor; no importa si Iván Cepeda hace política y redacta testimonios; no importa si a los terroristas hay que dejarlos en libertad; no importa si al Presidente lo reeligen. Importan las victimas, también las de las Farc que son miles. No se trata de los veinte millones de la Ley de Victimas, se trata de respetar su dolor y que no pretendan que sean ellas quienes pidan perdón a sus verdugos. El resto, ya todo esta pactado.

 

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Para la justicia colombiana Álvaro Gómez Hurtado es una víctima de segunda, aunque para millones de colombianos sea un símbolo de restauración.    

*Profesor Universidad Sergio Arboleda y U.D.C.A.