Rodrigo Pombo Cajiao* | El Nuevo Siglo
Jueves, 19 de Marzo de 2015

ESQUINA AZUL

El reto de David Barguil

EL  joven Barguil asumió, hace ya ratico, el enorme reto de dirigir al Partido Conservador. Partido importante, con la más grande participación de jóvenes y mujeres del país, con más de 160 años de tradición e institucionalidad, con la más incorruptible doctrina política, con cientos de servidores públicos que profesan al unísono el credo del orden, el principio de autoridad y las tesis comunitaristas.

El partido representa la ideología imperante del “pueblo” colombiano y cuenta en su haber con notables figuras como Andrés Pastrana, Juan Carlos Echeverry, Mauricio Cárdenas, Anibal Fernandez de Soto, Jaime Arias Ramírez entre otros tantos y, por supuesto, con la más significativa mujer en la política nacional de la era republicana, la Dra. Marta Lucía Ramirez.

Pero después de la notable gestión del Dr. Carlos Holguín Sardi, que posesionó a la colectividad en la cúspide del poder, el partido entró (todo hay que decirlo) en franca degeneración, nombrando a presidentes del Directorio de dudosa interinidad moral e intelectual y dejando su destino a las fauces de los parlamentarios, ávidos de puestos, contratos y poder coyuntural.

Y sobre esa historia cabalga la Presidencia de Barguil. Joven con apariencia limpia, buenos modales, buena capacidad de expresión, analítico e inteligente y con un claro discurso a favor de la clase media, de los consumidores, de la economía social de mercado. Además, es costeño con la vitalidad, desparpajo, gracia y regionalización que eso simboliza.

Su reto no es menor pues las grandes masas esperamos que con su gestión se limpie la casa azul de la politiquería, de la superficialidad y del anonimato intelectual para volver a ser el faro que ilumina las discusiones patrias, de todo tenor y de todo tamaño. Pero cuenta con la juventud y el tiempo juega a su favor.

Las próximas elecciones locales serán su debut. De ellas no esperamos grandes votaciones, ni que alcancemos trascendentales alcaldías, gobernaciones ni diputaciones. Lo que esperamos es que esta joven promesa se destaque por su valentía al impedir candidaturas espurias, repletas de egoísmo, corrupción y malas andanzas. Esperamos que los pocos que lleguen al poder lo hagan por mérito y con credenciales de honradez, vigor intelectual y verdadera trayectoria de servicio.

En suma, de Barguil no esperamos votos, ni cargos, ni nada de esas cosas que no le quedan. Esperamos rectitud y mucha valentía para poder decir que no, tantas veces como sea necesario y cuantas veces como sea indispensable. De ello dependerá, en buena medida, su futuro político.

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI