Rodrigo Pombo Cajiao* | El Nuevo Siglo
Jueves, 23 de Julio de 2015

ESQUINA AZUL

Terroristas

Existen  muchas razones para poder referirse a las Farc como terroristas, o por lo menos más que para dejarlos de llamar así.

1.       Sus actos los definen. Llamar a las cosas por su nombre no solamente es política y éticamente correcto, sino filosóficamente adecuado.

2.       El relativismo político y filosófico es llevadero en asuntos sociales, en las conductas, en las tradiciones comunitarias, pero nunca tiene soporte en cuestiones de vida o muerte como lo son los actos de terror.

3.       Así lo define la Real Academia de la Lengua Española, la que tanto quiere nuestra ministra Parody (y yo también) que se enseñe en nuestra aulas escolares: “Terrorista: Persona partidaria del terrorismo o persona que practica actos de terrorismo”.

4.       Por coherencia jurídica internacional. No podemos pasear por el mundo desgastando a nuestra fuerza diplomática solicitándoles a Europa, EE.UU. y a nuestros países vecinos que declaren e incluyan en la lista de organizaciones terroristas a las Farc y, por presiones coyunturales de momento, le pidamos a la gente colombiana, a la oposición y a los periodistas que “morigeren su lenguaje” para “desescalar el conflicto”.

5.       Porque no les podemos dar la razón implícitamente a Estados que como Cuba, Venezuela y Ecuador han ayudado a los terroristas y, en consecuencia, se han negado reiteradamente a calificar a las Farc como organización terrorista.

6.       El Gobierno no tiene ni razón, ni peso, ni legitimidad moral para realizar semejante invitación: no puede acusar a la oposición de “nacistas”, “paramilitares”, “fascistas”, “enemigos de la paz y amantes de la guerra y el odio” y, contrario sensu, denominar a las Farc “señores guerrilleros” o “rebeldes políticos”.

7.       Porque el Gobierno nacional debe, por ley y por decencia, respetar el periodismo libre, el derecho fundamental a la discrepancia y a la opinión y, consecuentemente, debe dejar de llamar a los medios de comunicación y a sus miembros para que no hablen mal de él, de las Farc ni del proceso.

8.       No es oportuno. La invitación del Gobierno nacional, amén de antiética e inconstitucional, es prematura. En lo que a mí respecta, compro la invitación una vez se firme el pacto de la paz y no antes. No veo sentido estratégico el hecho de que se les premie con el lenguaje antes de haber alcanzado un acuerdo. No olvidemos que según el Presidente “nada está acordado, hasta que todo esté acordado”.

*Miembro de la Corporación  Pensamiento Siglo XXI