RODRIGO POMBO | El Nuevo Siglo
Jueves, 23 de Enero de 2014

Mensaje al Partido Conservador

 

Margaret Tatcher y Ángela Merkel tienen muchas más cosas en común, entre ellas ser (o haber sido) las primeras ministras (“presidentas”) de sus países. Ambas han sido las primeras mujeres en ocupar esos cargos y lo han hecho en nombre y representación de las ideas y los partidos conservadores.

El Partido Conservador Colombiano es el segundo con mayor militancia femenina después del movimiento MIRA; el primero en juventudes y, dentro de ellas, se destacan las mujeres. La dirigencia está mayoritariamente compuesta por mujeres y, sin duda, es el partido que más tiene que decir acerca de la mujer en la política.

Ahora tenemos ante nosotros el reto de poder proponerle al país la candidatura de la primera mujer con verdaderas opciones de ser la primera Presidenta de Colombia. Me niego a creer que el Partido se vaya a quedar corto y pequeño -como cual lagartija de pueblo infecto- ante este histórico momento.

Marta Lucía Ramirez no solamente cuenta con las credenciales académicas y profesionales para representar estoicamente a la colectividad, sino que las tiene (y ello es lo más destacable) para ocupar la primera magistratura de gobierno.

A pesar de que todos le reconocen eso, se aduce, sin embargo, que no tiene votos ni el tacto político. Lo primero es rotundamente falso y lo segundo, por estos días, constituye una enorme virtud antes que un hándicap.

Ella es la única habilitada para contraer fuerzas con el ala más conservadora y popular de la época contemporánea en el país, a saber, el uribismo. Ella es conservadora antes que uribista y mujer antes que conservadora. ¿Alguien en su sano juicio y con alguna pequeña noción en política se podría imaginar una dupleta más poderosa que la de Oscar Iván Zuluaga y Marta Lucía Ramirez?

No importa, por lo pronto, quien debe encabezar esta elección. Lo único cierto y relevante es que con ella se asegurará, en esta o en las próximas elecciones, la Presidencia del Partido Conservador.

Insisto: No solamente se trata de encarar la historia, ni de presentar la mejor carta que tenemos, sino de visualizar el presente y el futuro mediante la consecución de la única alianza verdaderamente seria, posible y futurista.

Esperemos que el Partido no se condene a sí mismo. Esperemos que reflexione con conciencia de patria y sabor de propia victoria no en cuerpo ajeno y mucho menos, servil del liberalismo.

* Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI.