Petro y el hoyo negro
Cuando a Konrad Adenauer, excanciller de Alemania y artífice del denominado “milagro alemán” le preguntaron sobre las consecuencias de la segunda Guerra Mundial, éste respondió con la siguiente tesis: la humanidad, incluso después de lo que ha padecido en estos años, no ha alcanzado a visualizar los devastadores efectos de esta tragedia.
Esas ideas son plenamente aplicables al caso bogotano en la actualidad. Ya no digo los capitalinos sino la nación entera, no hemos alcanzado a visualizar los desastres que dejará consigo el gobierno del exterrorista Gustavo Petro, si éste llega a su fin.
Las cifras, -imposibles de desmentir e inverosímiles de imputar a cualquiera de los muchísimos carteles de contratación, de política y de corrupción que constantemente “acechan al Alcalde”-, son contundentes.
La productividad del país para el año 2012 aumentó mientras que la de Bogotá, en lo que hace al comercio, ventas e industria disminuyó estrepitosamente. Se perdieron casi 5 puntos porcentuales en relación con el año pasado en estos campos y no hay argumento ni loable ni admisible que permita justificar semejante retroceso a no ser por las erráticas y vengativas decisiones del Alcalde, ausentes de toda planificación.
De manera que si ya de por sí es cosa grave cargarse con el futuro de más de siete millones de habitantes de la ciudad, cuánto más cargarse con la suerte de toda una nación que, por culpa exclusiva y excluyente de su capital, advirtió el peor decrecimiento de la última década con un 0,39% de decrecimiento en, insisto, lo que hace a las ventas, comercio e industria.
Bogotá se está convirtiendo en el hoyo negro no solamente de la política con constantes atisbos de intolerancia, venganza y rencor, sino de la economía y la cultura de toda Colombia como quiera que la cultura ciudadana se archivó sin ánimo de desempolvarse y los incentivos económicos no hacen parte del menú del gobierno.
En las recetas del rencor y del odio gubernamental capitalino sólo se encuentran los inconstitucionales monopolios NO rentísticos; la excesiva regulación estatal; el favoritismo personal en los asuntos de gobierno; las decisiones abiertamente ilegales y la polarización social dentro del marco de la desinstitucionalización, las basuras y las animadversiones con el Departamento de Cundinamarca y los municipios aledaños.
Petro está construyendo un hoyo negro, un agujero de incomprensibles dimensiones políticas y económicas que no solamente acabarán con la estabilidad, tranquilidad y prosperidad de sus gobernados sino con los buenos estándares macro económicos a los que los colombianos nos habíamos acostumbrado.
*Presidente de la Corporación Pensamiento Siglo XXI