ESQUINA AZUL
Cumbre, enfoque y drogas
CUANDO se escriben estas letras se había iniciado la sesión extraordinaria de la ONU para tratar, en Nueva York, el tema de las drogas. Este es probablemente el único escenario internacional en que Colombia se destaca de manera protuberante y constante. ¿La razón? Sencilla, cruel y por toda conocida: somos el principal productor de droga del Mundo y por tal motivo una de las naciones más violentas y corruptas del planeta.
El Gobierno nacional presenta una iniciativa de “nuevo enfoque” que supera la tradicional visión de ver a las drogas como un problema de salud pública de co-responsabilidad internacional. Se trata de evidenciar que “lo hecho hasta ahora no ha servido para casi nada”, que “estamos peor que antes” y que todo obedece a un enfoque errado como lo es la visión represiva del asunto.
Quizás fue por eso que el Gobierno Santos bajó la guardia en la guerra contra el narcotráfico, o porque se lo exigieron los gobiernos socialistas de Ecuador y Venezuela o, como resultado de otra de las exigencias de las Farc en La Habana, vaya usted a saber. Pero al margen de ese debate y del evidente deterioro, del desgano gubernamental, de las políticas ambivalentes sobre la utilización del glifosato etc.., lo cierto es que, como dice el Procurador “estamos nadando en droga”.
Pero todo ello no debería hacernos perder de vista el objetivo principal, el único acierto gubernamental, cual es “el enfoque” del problema de las drogas. Y en eso respaldo al Señor Presidente pero con una salvedad: creo que Colombia debe liderar de una vez por todas, sin tapujos y timideces la legalización total de, cuando menos, todo tipo de oferta de droga, alucinógeno y cuanta planta y pepa haya en el mercado.
Los argumentos de esta tesis no son nuevos pero cobran más vigencia que nunca. No quiero ahondar en que Colombia pone los muertos y la sangre; que no contamos con la posibilidad económica de derrotar el más lucrativo negocio del planeta o, que el control territorial sobre los cultivos y laboratorios es físicamente imposible.
Quiero acudir a un argumento de la filosofía moral. Si se ha permitido el suicidio, esto es, si se lo ha excluido (y en hora buena) de la tipificación de delito penal ¿por qué no permitir el consumo de drogas que es, por cierto, una forma de suicidio personal, individual y a largo plazo?
Creo que el Estado no está diseñado para verificar y mucho menos para prohibir y coartar la forma como las personas deciden acabar con su existencia, con lo cual, mal podría intervenir en actividades que como la oferta de las drogas o muchas otras, ponen en severo riesgo la vida de sus asociados.
Twitter: @rpombocajiao
*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI.