Rodrigo Pombo | El Nuevo Siglo
Sábado, 5 de Marzo de 2016

ESQUINA AZUL

Ventajas de la Constituyente

 

LAS opciones hay que estudiarlas y validarlas en su contexto. Así, por ejemplo, entre reformar la Constitución Política y no tener que hacerlo, es mejor preservarla bajo la premisa del conocido adagio: “cuando no es necesario reformar, es necesario conservar”. Y entre reformarla a través de un congresito y mediante la leyes habilitantes vs. Una constituyente popular, me quedo con ésta última.

 

Es que si algo tiene de cierto el mensaje del Gobierno es que el proceso de La Habana es histórico, lo cual conlleva una reforma constitucional. Todo eso implica, naturalmente, una sustitución a la Carta Política. Y cabe anotar que lo que se reformará va mucho más allá de la prohibición de ejercer cargos públicos y contratar con el Estado para aquellos que hayan cometido delitos atroces o, que los crímenes de lesa humanidad sean imposibles de indultar o amnistiar. Se reformará, dicen ambas delegaciones de La Habana, cuando menos, lo siguiente: (I) Rama electoral; (II) derecho a la propiedad privada en las zonas rurales; (III) creación de una Rama judicial paralela a través del Tribunal Especial para La Paz; (IV) Estatuto de la oposición; (V) Equilibrio de poderes; (VI) Política criminal y antidrogas y (VII) Ordenamiento territorial, entre otros. Serían, en voz del plenipotenciario De la Calle Lombana “como 150 artículos”, lo que hace que el mecanismo del referendo popular se convierta en algo “muy engorroso y complejo”

 

Así las cosas, el Gobierno quiere hacer la sustitución mencionada a través de un Congresito, con menos de la tercera parte de los parlamentarios  actuales y con iniciativa exclusiva y excluyente del Presidente, el cual, como si fuera poco, puede vetar proposiciones que a su juicio estén por fuera de lo acordado en Cuba. Su implementación, además, quedará sujeta a las facultades habilitantes que hasta por un año se le darán al Presidente, como si de un César napoleónico se tratara.

 

De modo que frente a esa propuesta yo prefiero una constituyente en la que participen abiertamente los cabecillas de cualquiera reinsertada guerrilla y en donde sea el pueblo, el poder constituyente primario, la gente, la que decida por qué ideas votar, a quienes elegir y qué futuro forjarse.

 

Anular el congreso, crear congresitos y leyes habilitantes y cercenar el derecho al voto para que sea el pueblo el que elija su destino me parece una vía aún más equivocada que la de la asamblea nacional constituyente.

Twitter: @rpombocajiao

* Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI.