En el año que corre se conmemoran como sabemos dos grandes efemérides, los quinientos años del cisma protestante liderado por Martin Lutero y los cien años de la revolución Bolchevique que instauró el socialismo en territorio ruso.
Ese par de hechos fueron de la mayor trascendencia para la historia de la humanidad. Puede afirmarse que cambiaron las costumbres de los seres humanos y modificaron para siempre el comportamiento de muchos, haciéndolos merecedores de estudio.
Es una lástima que en medio de la agitada cotidianidad en que vivimos en la que un sobresalto diario es reemplazado casi de inmediato por otro más sonoro, no le dediquemos tiempo al análisis de hechos tan relevantes.
Sin embargo, en algunos medios académicos se vienen organizando tertulias y foros que sirven para darle luz a hitos del pasado como estos.
Una de ellas en la Universidad Sergio Arboleda animada por el Dr. Álvaro Cala H, Decano Emérito de la escuela internacional de negocios, quien organiza tertulias académicas cada mes, dedicando las últimas al análisis de estos hechos con estupendos conferencistas: los profesores Luis Ángel Madrid y Pascual Amezquita, quienes disertaron sobre estos importantes acontecimientos.
Refiriéndome hoy solo al tema de la Revolución Bolchevique, me parece interesante resaltar algunos puntos expuestos por el profesor Amezquita, quien destacó el rumbo que los acontecimientos de 1917 tomaron después de la muerte de Lenin, los que según él, fueron definitivos para su posterior fracaso, primero en lo económico y después en todo los frentes.
Al inicio de la nacionalización de la economía, este dirigente insistió en que el proceso de expropiación de las grandes empresas a sus dueños privados no debían removerse a los gerentes, ya que eran ellos, insistía, los que tenían el conocimiento apropiado para manejarlas con éxito.
Con posterioridad, ya con Stalin y sus sucesores, la recomendación fue desechada y sobrevino con ello la hecatombe del aparato productivo. No bastó la planeación económica que reemplazó a la economía de mercado, ni los planes quinquenales para mantener a flote el rumbo productivo del sistema.
La falta de sintonía entre lo que debe producirse, cómo y a qué precio hacerlo, precipitaron el desplome del sistema, que fue seguido casi con fervor religioso por muchos a la espera de una sociedad más justa.
Creo que esto nos ubica también en el campo de la reflexión sobre cuál debe ser el modelo económico a aplicar para lograr la igualdad universal de oportunidades. Es evidente que la aplicación del capitalismo salvaje solo trae acumulación de riqueza en manos de unos pocos.
Mientras se encuentra el camino, bueno es resaltar que la lucha contra los monopolios y oligopolios es bienvenida. En esta ruta debe resaltarse la multa impuesta recientemente por la Unión Europea a Google por dos mil cuatrocientos millones de Euros por manipulación del mercado…
Entre nosotros es resaltable lo que viene haciendo con poco reconocimiento la SIC en cabeza del Dr. Robledo para perseguir y castigar ejemplarmente a quienes incurran en estas prácticas.